sábado, 28 de agosto de 2010

MURO DE HONOR - HEROINAS

Muro de honor
Por: Lic. Hortensia Flores G.


Tratando de encontrar las palabras precisas para expresar mi admiración y respeto por todas aquellas mujeres que participaron directa o indirectamente en la lucha de Independencia de México, descubrí que alguien ya lo había hecho de una manera magistral, y no tan solo resaltando las virtudes o las hazañas de esas mujeres, sino con un propósito más allá de una simple mención o reconocimiento.

El 31 de diciembre de 1946, el Diputado Nabor A. Ojeda, presentó una iniciativa de decreto a la H. Cámara de Diputados, cuyo propósito fue solicitar “la inscripción con LETRAS DE ORO en el Salón de Plenos de la H. Cámara de Diputados”, del nombre de 4 heroínas. Esta iniciativa es un documento que vale la pena conocer en su totalidad, pero dada su extensión, en esta ocasión solo transcribimos algunos párrafos, sin dejar de recomendarte, que en la primera oportunidad, lo leas en su totalidad.
Fuente: Diario de los Debates, Legislatura XL, 31 de diciembre de 1946, p. 22-23

"A los CC. Secretarios de la H. Cámara de Diputados.
"Con fundamento en la fracción II del artículo 71 de la Constitución Política del país, vengo a suplicar a ustedes se dignen dar cuenta a la H. Cámara de Diputados con la iniciativa de decreto siguiente: "Todos hemos estado de acuerdo en recordar a nuestros héroes y principalmente a todos aquellos que nos dieron patria; de ahí que año con año, tanto ancianos, como jóvenes y niños, guardemos en esos días históricos culto a nuestros héroes y los veneremos con cariño; así es como vemos sus estatuas en nuestras plazas públicas y jardines y sus nombres en las columnas de honor de nuestra Cámara de Diputados, así como esas fechas históricas.
"No se ha procedido de la misma manera cuando se ha tratado de nuestras heroínas ilustres, de quienes dijo el historiador Luis González Obregón: "Durante la Guerra de Insurrección, las mujeres mexicanas recorrieron nuestras ciudades y campos de batalla, como diosas protectoras, ya anunciando el génesis de nuestra Independencia, ya avivando su amor un amor más grande y santo; ora sorprendiendo con hazañas que rayaron en lo fabuloso, ora, en fin, derramando su propia sangre no contentas con haber ofrecido la de sus hijos".
"Este olvido involuntario que todos los hijos de México hemos hecho de nuestras ilustres heroínas, debemos repararlo cuanto antes, escribiendo con letras de oro los nombres de las heroínas siguientes: Josefa Ortiz de Domínguez. Leona Vicario, Mariana Rodríguez del Toro de Lazarín y Antonia Nava, esta última esposa de don Nicolás Catalán, por estimarlas las más representativas de nuestra historia, por su abnegación, su valentía y servicios en grado heroico prestados a la patria.
Como parte del documento el Diputado Nabor A. Ojeda, presentó una breve semblanza de la hazaña de cada una de las 4 heroínas:
"Doña Josefa Ortiz de Domínguez, conocida vulgarmente por nuestro pueblo por la Corregidora, fue de las primeras, en unión del cura Hidalgo, Allende y otros insurgentes, que concibieron y llevaron a la ejecución nuestra Independencia, pues avisó al cura Hidalgo haberse descubierto la Conspiración de Querétaro… "Así fue, en efecto, pues encarcelada y perseguida, pero su sacrificio no fue inútil, México obtuvo su Independencia.
"Doña Leona Vicario, esposa del ilustre patriota Quintana Roo, cuyo nombre vemos en esta Cámara, no así el de su ilustre esposa … a la edad de 19 años, huérfana, en medio de un ambiente hostil, improvisa correos, alimenta a los tímidos, remite recursos a los independientes, protesta morir antes de denunciar a los conspiradores, sufre resignada una prisión, de la cual logra evadirse para lanzarse en pos de la guerra, llevando consigo una imprenta que reproduce los pensamientos y aspiraciones de los insurgentes patriotas. ..., vendió sus joyas y sus bienes para fundir cañones en Tlalpujahua el año de 1821 y cayó prisionera con su hija después de tantas desventuras en la sierra de Tlataya, en un rancho llamado Tlacocuspa, del Estado de México.
"Doña Mariana Rodríguez del Toro de Lazarín,... "En la casa de Lazarín, un lunes santo de 1811, reunidos en amena tertulia se hallaban muchas personas,… De repente, después de las ocho y media de la noche, un repique a vuelo de las campanas de Catedral y una salva de artillería pusieron en alarma a los contertulios de Lazarín.… El Gobierno virreinal, regocijado por la prisión de Hidalgo y de sus ilustres compañeros, anunciaba tan fausto acontecimiento para los realistas y tan lamentable para los insurgentes. En la casa de Lazarín la noticia cayo como un rayo. El pánico enfrió las venas de los tímidos; pero entonces una mujer tan varonil como su patriotismo se levantó en medio de todos, diciéndoles: "¿Qué es esto, señores? ¿Qué ya no hay hombres en América?" Los cobardes confusos, aunque reanimados, preguntaron "¿Pues qué hacer? ¿Libertar a los prisioneros? ¿Pero cómo?" "Apoderarse del Virrey en el Paseo y ahorcarlo". Esa noche nació la conjuración conocida en nuestra historia por Conspiración del año 11; al fracasar Mariana Rodríguez sufrió, en cambio, las más crueles persecuciones, y prisionera en unión de su esposo, no se vio libre hasta el año de 1820".
"Por lo que respecta a doña Antonia Nava, la Generala, esposa de don Nicolás Catalán,…“En un pueblito perdido en las escabrosidades de la sierra de Xaliaca o Tlacotepec, en el Sur, el general don Nicolás Bravo sufría tremendo sitio de los realistas… la situación era tan crítica, que la rendición se hacía esperar de un momento a otro,… hacía algunos días que las provisiones se habían acabado y el desaliento había invadido a los insurgentes, … El general Bravo hizo un esfuerzo: mandó diezmar sus soldados para que comiesen los demás. La orden iba a cumplirse y entonces doña Antonia Nava se presentó al general Bravo con otras personas y con actitud varonil le dijo: "Venimos porque hemos hallado la manera de ser útiles a nuestra patria. No podemos pelear, pero podemos servir de alimento. He aquí nuestros cuerpos para que puedan repartirse como nación a los soldados". El desaliento huyó como los fantasmas con la luz de la mañana. Las mujeres se armaron de machetes y garrotes y salieron a pelear con el enemigo.
"A estas cuatro heroínas las escogemos para que sus nombres se graben en las paredes de está Cámara de Diputados, como el prototipo de la mujer mexicana, defendiendo y creando una patria que hoy disfrutamos. Esto no quiere decir que no haya más heroínas y con mérito para que también fueran grabados sus nombres con letras de oro; no señores diputados… ¿qué podemos hacer por ellas, que ofrendaron sus vidas e intereses y que lo dieron todo por la patria? Hay un Panteón de Hombres Ilustres; hay un Monumento de la Revolución, señores diputados, también a esas heroínas de nuestras luchas heroicas unas veces, dándonos patria y libertades al pueblo y dándonos la Constitución, debemos esculpirlas en estatuas y poner sus nombre a jardines y escuelas; y que los libros de texto hablen de ellas a la niñez y que sus nombres se vean también en el Monumento de la Revolución y que haya un Panteón de Mujeres Ilustres para que no se olviden sus históricos hechos heroicos, para ejemplo de la juventud futura
Por unanimidad de noventa y un votos fue aprobado el decreto para que se inscribieran con letras de oro, en los muros del Congreso de la Unión, los nombres de las heroínas a que se refería la proposición del diputado Ojeda, el Decreto fue expedido el 4 de octubre de 1948, y publicado en el Diario Oficial el 27 de octubre de 1948.

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