domingo, 24 de julio de 2011

La muerte de Villa

La muerte de Villa
Francisco Villa, después de haberse rendido al Gobierno, se había convertido en hombre de negocios, había cambiado el caballo por el automóvil que él mismo manejaba, hacía frecuentes viajes a la ciudad de Parral Chihuahua, hasta que fue asesinado la mañana del 20 de julio de 1923.

Tenía muchos enemigos; unos porque les había matado a sus familiares, otros por ideas políticas, etc., entre éstos se encontraban Melitón Lozoya, Jesús Salas Barraza, que fue diputado a la Legislatura de Durango; Juan López Sáenz Pardo, Librado Martínez, José y Román Guerra, Ruperto Vara, José Sánchez Pardo, José Barraza, y otros más, los que con toda premeditación formaron un complot para asesinar al Centauro del Norte, alquilando una casa en las calles de Guanajuato y Gabino Barreda, frente a la plaza Juárez de la ciudad de Parral.

Durante varios días estuvieron acechando a su víctima. El día 8 de julio se disponía el ex guerrillero a salir de Parral con rumbo a la hacienda de Canutillo, coincidiendo que en esos momentos los niños del Colegio Progreso salían de sus clases y por el temor de herir o matar a los escolares, falló ese intento para matarlo.

Pasaron los días, el General Villa volvió a Parral y al regresar otra vez a su hacienda de Canutillo, los complotistas esperaban la señal que les diera Juan López, quien sacando de su bolsillo un pañuelo rojo como limpiándose el sudor, fue el aviso para que en los momentos en que pasara el automóvil manejado por el propio Villa, quien llevaba a su derecha al coronel Miguel Trillo y en los asientos traseros a los coroneles Román Contreras y Medrano, “El Dorado” Claro Hurtado y el chofer, se escucharon más de 150 disparos, muriendo instantáneamente Francisco Villa, Trillo, Claro Hurtado y el chofer, resultando herido el coronel Contreras y Medrano, quien murió en el hospital ocho días después.

El destacamento federal se encontraba tomando instrucción militar en un lugar llamado “La Maturana”, acontecimiento que favoreció a los complotistas.

Jesús Salas Barraza fue aprehendido en Nuevo Laredo por el General Paulino Navarro y conducido a la capital de la República, echándose a cuestas toda la responsabilidad sin mencionar al resto de sus compañeros, internado en la penitenciaría del estado.

Al estallar la revolución delahuertista, la Legislatura de Chihuahua decretó su absoluta libertad y se incorporó al Ejército con el grado de coronel posteriormente fue diputado al Congreso de la Unión.
¿Ordenó matar el gobierno a Francisco Villa?, ¿por qué fue liberado y premiado su asesino?
Las mujeres de Villa
Francisco Villa decía que tenía tres grandes vicios: Los buenos caballos, los gallos valientes y las mujeres bonitas. Su nieta Rosa Helia Villa, hija de Octavio, en su novela “Itinerario de una pasión. Los amores de mi General Villa”, reconoce que su abuelo tuvo 18 esposas, pero Martín Moreno en “Arrebatos Carnales” afirma que tuvo 29 mujeres y 25 hijos.

Se asegura que su primer amor fue Guadalupe Peral, pero el que se considera el amor de su vida fue Luz Corral, a quien le apodaba “La Güera”, con quien se casó en 1911 y con ella tuvo una hija, se hizo cargo de tres hijos de Villa cuando Venustiano Carranza lo declaró fuera de la ley, a quienes protegió llevándolos primero a La Habana, Cuba, donde estuvo dos años, luego tres en San Antonio, Texas, Villa le ordenó regresar cuando llegó a la hacienda de Canutillo, pero de ahí se fue muy molesta a vivir a Chihuahua cuando se dio cuenta que también tenía en la hacienda a Austreberta Rentería.

Luz Corral fue la heredera universal de Villa y una de las mujeres que más influencia tuvo sobre él; con Austreberta Rentería tuvo dos hijos: Francisco e Hipólito; de Soledad Seañez Holguín, reconocida por el Congreso como su única viuda, a quien le otorgaron una pensión de 20 pesos diarios, que procreó un hijo: Antonio; Manuela Casas Morales que tenía 15 años a la muerte de Villa, que procreó a Trinidad.

Otras de las mujeres de Villa fueron: María Leocadia; Ma. Isabel Campa, con quien tuvo una hija: Reynalda; Petra Espinoza que procreó a Micaela; Esther Cardona Canales, que tuvo cuates: Esther y Francisco; Asunción Villaescusa que tuvo un hijo: Agustín; Piedad Navárez, que procreó a Agudeo; Guadalupe Coss Domínguez, que tuvo un hijo: Octavio; Macedonia Ramírez que procreó a Ernesto; Juana Torres Benítez tuvo una hija: Juana María; Librada Peña procreó a Celia; María Dominga Barraza tuvo un hijo: Miguel; Francisca Carrillo tuvo como hijo a Francisco; María Hernández tuvo un hijo; María Isaac Reyes procreó a Samuel; Paula Alamillo tuvo una hija: Evangelina; Cristina Vázquez y Dolores Galván tuvieron un hijo cada una; Aurelia Ceferina y Gabriela Villezcas procrearon una hija cada una; Otilia Meraz, María Amalia Baca; Pilar Escalona; María Anaya, entre otras.

En el sepelio de Villa estuvieron presentes Luz Corral que vivía en Chihuahua, Manuela Casas que vivía en Parral y Austreberta Rentería que residía en la hacienda de Canutillo. Si bien a Francisco Villa no se le consideraba guapo, era de complexión fuerte, robusta, con piel “rojiza”, de frente ancha con ligeras entradas y ojos claros con tonos verdes, pero su gran problema era que no sabía cómo librarse de tantas mujeres que querían ser parte de su historia.

Villa decía: “No hagan nunca violencia a las mujeres, llévenlas a todas al altar, que al fin y al cabo, por la iglesia no obligan a nadie y por ese modo no se priven ustedes de su gusto ni las desgracien a ellas.

Ya me ven a mí, tengo una legítima esposa, pero tengo otras legítimas ante Dios, ninguna tiene de qué esconderse ni de qué avergonzarse porque la falta o pecado, si las hay, son míos.

Los reparos y obstáculos de los curas que no los desazonen, que amenazándolos con echar bala, todo se arregla”.

Resumido de suplemento periodístico “Siete Leguas” de Margarita Caballero Rodríguez. Cuarta edición. Parral, Chihuahua.

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