Por: Yazmín Alejandra Hernández Mendoza

El gusto por la lectura es algo que se hereda, padres lectores por lo regular tendrán hijos lectores, pero la mayoría de los mexicanos esperamos que este gusto por la lectura nazca en el seno de la escuela y dejamos que los niños aprendan simplemente lo que les enseñan en ella, pero nos damos cuenta que muchos de los profesores tampoco tienen el gusto por la lectura, y ¿cómo podemos enseñar a amar la lectura si no nos gusta leer?

La Encuesta Nacional de Lectura (Conaculta 2006) demuestra que los mexicanos adultos leemos en promedio menos de tres libros al año mientras que en Canadá se leen 17 libros y en Argentina se leen siete libros en el mismo periodo de tiempo. Esta cifra ha causado que nuestro país ostente el nada honroso lugar 107 de 108 países, según la OCDE, en cuanto al hábito de lectura per cápita se refiere, pero no nos damos cuenta del lugar que ocupamos por que ciertamente tampoco nos tomaremos la molestia de leer esta estadística.

Según el autor ruso Isaac Asimov, una de las principales causas por las que no se tiene el hábito de la lectura, es que esta implica un proceso mental complicado para aquellos que no lo hacen de forma frecuente; para empezar, es necesario que vean cada una de las letras para poder formar una palabra, posteriormente deberán unir cada una de estas palabras para formar una oración y por último buscar el sentido de dicha oración, este es un proceso que se facilita para los lectores asiduos, y se facilita aún más con la práctica, es decir, cada vez que se lee, pero para aquellas personas que no gustan de la lectura ciertamente es algo tedioso y difícil.

El que no nos guste la lectura no quiere decir que nunca nos vaya a gustar, es un proceso que se tiene que ir adquiriendo paulatinamente, se pueden empezar a leer libros que no sean complicados, libros para niños aun cuando seamos adultos, ya que estos libros por lo regular tienen letras más grandes y por ende más visibles, llevan adjuntos dibujos que ayudan a desarrollar la imaginación. Posteriormente podemos pasar a libros que sean de temas específicos y atrayentes para nosotros, puesto que si empezamos a leer sobre temas muy elevados nuestro interés se va a perder, tienen que ser libros del agrado de cada uno de nosotros ya que existen gustos muy diversos y hay libros para todos los gustos. Después ya leeremos libros grandes y con tramas un poco más complicadas, con palabras no conocidas que nos ayudarán a ampliar nuestro vocabulario, siempre y cuando tengamos la iniciativa por consultarlas.

Los libros realmente tienen un encanto particular, podemos decir que un libro es único para cada uno de nosotros, aunque dos personas lean el mismo libro no necesariamente imaginaran a los personajes de dicha trama de la misma manera.

Así mismo la perspectiva de un libro se dará de maneras distintas en distintas épocas de nuestra vida, un libro que se haya leído durante la adolescencia se disfrutara de forma diferente si lo leemos algunos años después, debido a que emocionalmente no somos los mismos e intelectualmente hemos evolucionado.