viernes, 13 de febrero de 2015

PARA SALVARTE 1

Yo, ¿para qué nací? Para salvarme.
Que tengo que morir, es infalible.
Dejar de ver a Dios y condenarme,
triste cosa será, pero posible.
¡Posible! ¿Y río, y duermo, y quiero holgarme?
¡Posible! ¿Y tengo amor a lo visible?
¿Qué hago? ¿En qué me ocupo? ¿En qué me encanto?
Loco debo ser, pues no soy santo.
«Yo estoy contigo
PARA SALVARTE»
(Profeta Jeremías, 30:11)
«¡Qué hermosos son, sobre los montes,
los pies del que anuncia la paz,
del que trae la buena nueva,
del que anuncia la salvación!»
(Profeta Isaías, 52:7)
«Hemos de trabajar por nuestra salvación»
(San Pablo: Carta a los Filipenses, 2:12)
«Corred de manera que alcancéis el premio»
(San Pablo: Primera Carta a los Corintios, 9:24)
«Hermanos míos: si alguno de vosotros se extravía de la verdad,
y alguien le vuelve al camino,
sabed que el que endereza a un pecador del error de su camino,
salvará su alma de la muerte y cubrirá multitud de pecados».
(Carta de Santiago, 5:19s.)
«El Pueblo de Dios tiene derecho a que se le explique,
sin ambigüedades ni reducciones,
las verdades fundamentales de la fe cristiana».
(Juan Pablo II)
«No deforméis vuestra conciencia. Llamad por su nombre al bien y al
mal»». (Juan Pablo II a los jóvenes en Santiago de Compostela).
«Los ateos estudian nuestra Religión Católica para combatirla.
¿Por qué no la estudiamos nosotros para defenderla?»
(Sardá y Salvany).

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