viernes, 30 de septiembre de 2011

2 DE OCTUBRE

Una vez más nos encontramos en las proximidades del 2 de octubre. Fecha fatídica que dejo honda huella en el subconsciente mexicano, y que marco profundas raíces que fueron fructificando en avances paulatinos en el proceso de construcción de nuestra sui generis democracia mexicana.
El historiador Fernand Braudel señaló que el movimiento estudiantil del 68 en México estuvo inserto en un contexto planetario de luchas sociales surgidas y recreadas de las universidades luego de vivirse un periodo de bonanza económica por la Posguerra. Braudel denominó al movimiento estudiantil global la Revolución cultural de 1968 caracterizado por revolucionar para siempre los tres principales espacios de recreación de la cultura: la familia, los medios de comunicación y la escuela.

En el México de los Sesenta el ritmo de crecimiento económico era muy alto (PIB 6%), la brecha entre la riqueza y la pobreza se ensanchaba. La dependencia creciente de nuestro país se manifestaba de manera notoria con el ascenso incontenible de la entrada de empresas transnacionales.

Sin embargo el crecimiento económico, denominado el Milagro Mexicano, era incapaz de generar los empleos que el crecimiento demográfico demandaba. A pesar de que el modelo de sustitución de importaciones permitió el avance en materia de industrialización del país y de la incipiente modernización agrícola.

En 1968 la inoperancia del sistema político y social autoritario heredado de la Revolución de 1910 se manifestó de manera cruda y violenta, el viejo régimen se vio sometido a una dura prueba.

Durante los meses de Julio a Octubre de 1968 año se produjeron una serie de incidentes violentos en las calles de la Ciudad de México, sucesos que en principio habían participado estudiantes de enseñanza media, y que poco a poco el conflicto “aparentemente” estudiantil se fue agravando a partir de la represión policial.

La solidaridad de maestros y estudiantes universitarios contra la represión gubernamental generó multitudinarias manifestaciones, que pusieron en duda la legitimidad del proyecto político del régimen como no había ocurrido desde 1957-1958, cuando se desarrollaron los movimientos del magisterio y de los ferrocarrileros.

La movilización estudiantil denunciaba las tendencias autoritarias y antidemocráticas del régimen. A su vez ponía en entredicho el modelo de desarrollo económico que generaba y reproducía la desigualdad social y fomentaba la concentración del ingreso.

Sin embargo el movimiento estudiantil, conformado por jóvenes, en su mayoría de clase media, no logró atraer el apoyo de los obreros y de los campesinos. El corporativismo del régimen demostró su fortaleza, a lo largo de la crisis, estos sectores comprobaron su cualidad de pilares políticos del régimen al rechazar los esfuerzos de los jóvenes por atraerlos hacia posiciones críticas al gobierno.

El punto culminante del movimiento estudiantil fue el predominio de las tendencias represivas y autoritarias del régimen que propiciaron la masacre del 2 de Octubre en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, que puso fin a la “toma de las calles” por parte de los universitarios. Y que desencadenó una ola de persecución y encarcelamiento de los principales líderes del movimiento.

La represión gubernamental replegó a los jóvenes a sus espacios naturales, los centros educativos. Otro sector más radical de los estudiantes en los Setenta se metieron a la guerrilla, sobre todo la urbana. Apareció también el fenómeno de la guerrilla rural en las regiones más pobres de México.

Durante los Setenta el aparato de seguridad del gobierno mexicano mediante la llamada “guerra sucia” desmanteló y exterminó los principales gérmenes guerrilleros. Y a su vez, en busca de la legitimidad perdida los sucesivos gobiernos mexicanos iniciaron los procesos de amnistía y de apertura democrática, concretándose en las reformas políticas y en el surgimiento y posterior consolidación de diversos partidos de oposición.

A pesar de los años transcurridos de la masacre, aun es tiempo de que no se ha logrado esclarecer exactamente la cantidad de asesinados, heridos, desaparecidos y encarcelados. El gobierno reportó en su momento 20 muertos, pero otras fuentes no gubernamentales deducen que los muertos podrían llegar a varias centenas y responsabilizan directamente al Estado Mexicano.

El largo proceso de transición a la democracia en México, tiene como referente inmediato al movimiento social de 1968 en sus intentos por reivindicar el respeto a los postulados de la Revolución Mexicana y al espíritu democrático de la Constitución.

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