miércoles, 3 de diciembre de 2014

EL COCHINO Y EL MALDITO DINERO

El cochino y maldito dinero
ENTRE LOS VALORES QUE HOY en día influyen sobre nuestra conducta están fama, dinero y poder. Pero sobre todo el dinero.

NOS PAREZCA O NO VIVIMOS  condicionados para tener y consumir cada vez más. Se nos ha hecho creer que una persona vale más en cuanto más tiene. Para tener hay que consumir y para ello se necesita el dinero.

LA EDUCACIÓN DE AHORA ESTÁ orientada a hacer dinero; por productividad y liderazgo se entienden como la capacidad de hacer más dinero. Eso de prepararse para servir a la sociedad pasó a la historia.

LA OBSESIÓN POR ACUMULAR DINERO y fortuna está presente en casi todas nuestras actividades. Y para lograrlo todo se vale; se nos ha convencido que entre más dinero se acumule mayor grado de felicidad se alcanza.

BIEN DICE UN POEMA QUE “el dinero al torpe hace listo, hombre de respetar; hace correr al cojo y al mudo hace hablar; quien no tiene dinero no es de sí señor, cuanto más rico es uno más grande es su valor”.

POR SUPUESTO QUE EL DINERO es necesario e inevitable, de él depende nuestra subsistencia, condiciona nuestra calidad de vida y de oportunidades que podamos realizar.

Sin embargo una cosa es tener dinero para vivir y otra es vivir sólo para tener dinero.

LA LUCHA POR ACUMULAR RIQUEZA es una obsesión que nos insensibiliza y hace que perdamos la óptica de la vida; implica sacrificar la salud para ganar más dinero. Y cuando se consigue se sacrifica el dinero para recuperar la salud. Estamos tan ansiosos por el futuro que no disfrutamos el presente para que a final de cuentas no se viva ni el presente ni el futuro. Vivimos como si nunca fuésemos a morir y entonces morimos sin haber vivido realmente la vida. Y al final nada nos llevamos LA MANÍA POR ACUMULAR RIQUEZA nos hace indiferentes ante la necesidad y la pobreza. Para hacer fortuna se debe atropellar al prójimo.

LA GENTE ADINERADA PRETENDE COMPRAR voluntades, amistades y cuanto se les antoje, desde títulos universitarios hasta la justicia misma. Lo mismo les da adquirir un avión que comprar a un juez. Van por la vida rodeados por un séquito de necios aduladores que sólo pretenden algún beneficio; buscan el dinero, no a la persona.

EL EXCESO DE DINERO A los hijos hace irresponsables, exigentes, comodines, insensibles y los distancia de la realidad. El exceso de dinero causa perversiones morales y sicológicas. La peor perversión es que conduce a la insensibilidad que aleja del prójimo y aniquila la solidaridad.

Y ES LA OBSESIÓN POR acumular riqueza –y qué mejor si es sin trabajar- la que nos hace soñar en ser ricos algún día, ya sea en la lotería y rifas o apostando en algún juego se azar, pero lo único que logramos es hacer ricos a otros. La fortuna monetaria obtenida sin el esfuerzo del trabajo resulta poca para gastarse y mucha para ganarse.

HACER O TENER DINERO COMO una obsesión para satisfacer oscuros caprichos personales es socialmente bien visto y admirado, aunque sea cuestionable en una sociedad tan desigual como la nuestra. Por el contrario, cuando alguien invierte su fortuna en obras que realmente beneficien a la sociedad o en la generación de trabajo, es visto con desconfianza. A VECES SE NOS OLVIDA que no todo es comprable, como la vida misma y la memoria.

Pero lo que no se nos puede olvidar es que lo mejor de la vida no se puede comprar.

EN NUESTRAS MANOS ESTÁ LA opción de decidir entre ser sujetos u objetos. No podemos perder la capacidad de cuestionar la publicidad que nos condiciona para comprar cosas que no necesitamos, con dinero que no tenemos para impresionar gente que no conocemos. Es la derrota del gusto por el conocimiento y de la solidaridad ante la obsesión de tener por tener.

LOS VALORES DE SOLIDARIDAD, JUSTICIA y ética han pasado a un segundo plano desplazados por los de fama, dinero y poder, que no son más que egoísmo y avaricia, fomentados por nuestra santa madre la televisión.

EL POEMA QUE MENCIONA QUE “quien no tiene dinero no es de sí señor”, también dice que “de verdad hace mentiras, de mentiras hace verdades; el dinero es del mundo el gran agitador, hace señor al siervo y siervo hace al señor; toda cosa del siglo se hace por su amor”. Y si sorprende por sus acertadas frases, llama más la atención que fue escrito hace casi 700 años, en el siglo XIV, por el arcipreste de Hita, en España, en el Libro de Buen Amor.


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