miércoles, 3 de diciembre de 2014

EL GATOPARDISMO

EN 1958 EL ESCRITOR ITALIANO Tomás de Lampedusa publicó su novela titulada “El gatopardo”, en la que narra el fin de la aristocracia siciliana a raíz de la unificación de Italia en 1860.

A PESAR DE QUE LA rancia nobleza aristocrática se oponía a que nuevas clases sociales arribaran al poder, esta finalmente es desplazada. Ante la debacle, uno de los personajes aristócratas de la novela sentencia: “Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie”.

A PARTIR DE ESTA PUNTUAL frase se acuñó el término gatopardismo y si hay una palabra que pueda describir a nuestra clase gobernante es precisamente esta: Cambiemos para seguir igual.

HACE POCO ESCUCHAMOS HABLAR DEL nuevo PRI. Sin embargo las prácticas clientelares, los privilegios, el carro completo, la opacidad y las verdades a medias siguen como hace décadas. Es un partido que “cambió” para conservar los intereses de siempre.

NOS DICEN AHORA QUE CON la mentada reforma energética todo cambiará, que será de gran beneficio para el país y el bolsillo de la población. Mientras tanto los privilegios, prebendas e ingresos millonarios de los líderes sindicales de la electricidad y del petróleo siguen conservándose intactos e insultantes para la población. Pero eso sí, ya cambiamos.

POR SU PARTE LOS DIPUTADOS, quienes aprobaron esta reforma, nos presumen de madurez, que han avanzado con el diálogo que antes no se daba, que son otros, que ya cambiaron. Pero no han aclarado el bono millonario que recibieron en recompensa por aprobar dicha reforma. Ya cambiaron pero siguen siendo iguales.

DE LA TAMBIÉN CACAREADA REFORMA de telecomunicaciones nos dicen que las condiciones y servicios cambiarán, que habrá una apertura para evitar el mentado duopolio televisivo y que beneficiará a la población; pero ambas televisoras siguen manteniendo sus privilegios, poder e ingresos millonarios. Lo mismo sucede con las empresas telefónicas. Puro gatopardismo.

RESPECTO A LA INSEGURIDAD LAS autoridades nos dicen que la guerra del sexenio pasado fue un rotundo fracaso; que ahora sí, con una nueva estrategia la situación cambiará, mejorará la seguridad, pero los delitos de alto impacto siguen a la alza. La inseguridad ya cambió pero sigue igual.

AQUÍ EN COAHUILA NOS DICEN que se ha avanzado en seguridad y no se retrocederá, que ahora se trabaja más y mejor, que estamos cambiando, pero la ola de robos y asaltos sigue a la alza, así como los suicidios. Pero eso sí, ya estamos cambiando. Nuestros gobernantes aparecen muy sonrientes en los medios, presumiendo cambios y avances pero los abusos policiacos y los desaparecidos siguen igual.

NOS CACAREAN QUE LA LEY de transparencia es una fregonería, que en Coahuila si estamos cambiando. Trate usted de averiguar el destino de los 36 mil millones de pesos de la megadeuda y se encontrará que esa información está clasificada como reservada, que nadie puede consultar. ¿Cuál transparencia? claro, ya cambiamos aunque sigamos igual.

NOS DICEN QUE AHORA SÍ se retirarán los vehículos chuecos, que se aplicará la ley y de antemano sabemos que habrá declaraciones y contradeclaraciones, rounds de sombra, prometiendo tanto autoridades como propietarios que la situación cambiará y al final no pasará nada y todo seguirá igual. 

LA IGLESIA CATÓLICA –LA GRAN maestra del gatopardismo- nos dice que con el nuevo Papa está cambiando, que hay mayor apertura, pero ahí siguen los prelados homofóbicos que denigran y ofenden a las personas con preferencias sexuales diferentes.

EL GATOPARDISMO TAMBIÉN PREVALECE EN el sector privado donde los empresarios prometen a sus trabajadores cambios y mejoras para que todo siga igual. Por su parte los trabajadores dicen que cambiarán, hacen como que hacen, pero sólo se hacen para que sus privilegios sigan igual.

Y QUÉ DECIR DE LAS instituciones culturales públicas y privadas que cuando cambian de administración juran y perjuran que ahora sí serán diferentes, que pronto se verán los cambios a través de la promoción del arte y la cultura, pero siguen igual, pérdidas en el limbo haciendo más de lo mismo. Cambiar para que todo siga igual.

TAMBIÉN A NIVEL INDIVIDUAL, ANTE algún conflicto decimos y prometemos que cambiaremos y corregiremos tal o cual situación, que no volverá a suceder, que todo cambiará. Pero en el fondo actuamos así para poder seguir igual.

DESDE LUEGO QUE CAMBIAR NO es fácil aunque sea necesario. Seguir atrapados en la comodidad de la rutina y confort es muy fácil y no implica riesgos. Temer a los cambios es natural pero mientras no se tome el riesgo por cambiar y mejorar todo seguirá igual. Por eso no vale quejarse si no se está dispuesto a cambiar.

EN MÉXICO SOMOS EXPERTOS EN cambiar para que todo siga igual. La única diferencia es que al gatopardismo le decimos “la misma gata pero revolcada”; atole con el dedo, pues.

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