sábado, 31 de enero de 2015

CORRUPCIÓN


Corrupción, un mal que lacera a México

Bienvenidos, amados lectores míos. Me engolosina mi dulce y caritativo corazón verlos contentillos, como si ya hubieran recibido el aguinaldo y el ahorro. Sólo espero que lo hayan aprovechado bien y que tengan por ahí un guardadito porque la crisis los va a agarrar como perro rabioso todo el 2015, 2016, 2017 y etc., etc.

Pero de ese tema no hablaremos hoy, nomás les adelanto que el sueldo aumentará como 2 pesillos con 50 o  60 centavos porque, según la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, es lo que merecen y eso será suficiente pa’ soportar los aumentos en la electricidad, agua, gas, transporte y a las gasolinas. No, si los políticos ya los agarraron de su puerquito.

Hoy dedicaremos este espacio a reflexionar sobre la corrupción, porque han de saber que México sobresale a nivel mundial en ese rubro. No seremos buenos pa’ muchas cosas, pero pa’ otras no necesitamos asesoría ni maestros, por eso la imagen nacional está por los suelos. A eso súmenle las mansiones que se mercan los políticos con negocios y trámites raros, los jets privados que utilizan las hijas de dirigentes sindicales pa’ sacar a pasear a los perritos y la vida de lujo que se dan los funcionarios, magistrados y toda la élite política y económica, y sin sacarse la lotería.

PRIMERA LECTURA

Mis amadas ovejas y mis tiernos corderillos el 9 de diciembre pasado “celebramos” el Día Internacional de la Corrupción y, cosa rara, la fecha les pasó de noche a los políticos porque no hicieron ninguna actividad relacionada con el tema, quizá no le vieron el chiste o a lo mejor decidieron que había cosas más importantes qué hacer, como viajar a Laredo o McAllen a comprar fayuca o bien se dedicaron a poner el pinito de Navidad, con foquitos, monitos y toda la cosa.

Desde 2003 la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó celebrar cada 9 de diciembre tan importante fecha con el propósito de hacer conciencia sobre la corrupción y sus efectos devastadores en cualquier sociedad.

Según la ONU, es un mal que funciona con base en el poder económico y político, como ingredientes principales, y eso mantiene en el retraso a las sociedades, donde la pobreza y la miseria conviven con la opulencia y el despilfarro.


En todo caso, no está de más que el organismo internacional llame a hacer conciencia sobre el tema porque de una u otra manera también termina por afectar la paz y la seguridad. Recordemos los casos de jefes policiacos y subalternos que se han visto involucrados con las mafias del narcotráfico a cambio de recibir lana, hacer como que no ven los trafiques de droga, armas y personas y todavía se encargan del trabajo sucio.

Stephen D. Morris, autor del libro “Corrupción y política en el México contemporáneo”, la definió como “el uso ilegítimo del poder público para el beneficio privado”, “el uso arbitrario del poder” y “todo uso ilegal o no ético de la actividad gubernamental como consecuencia de consideraciones de beneficio personal o político”.


SEGUNDA LECTURA

Mis pobres pecadoras y pecadores –la equidad de género ante todo–, la Encuesta de Calidad e Impacto Gubernamental reveló que el 70.4% de la pipol considera a la inseguridad y a la delincuencia como el principal problema, seguido del desempleo con el 51% y de la corrupción con el 48.5 por ciento. 

Asimismo, el 97% tiene la certeza de que las acciones que pueden llevar a mejorar los trámites y servicios públicos radican en sancionar a los servidores públicos y exhibirlos.

Y ai’ les va esto: el 89.7% de los mexicanos percibe a los polis como el sector donde más corrupción hay, seguido de los partidos políticos con el 84.45% y más atrasito están los ministerios públicos con el 78.4% de desconfianza. Senadores y diputados no se salvan, el 77% de la población considera que son corruptos por los lujos que se dan. Bien lo decía Pablo Neruda: “El fuero para el gran ladrón, la cárcel para el que roba un pan”.

La ENCIG 2013 dejó en claro que los trámites con mayor porcentaje de experiencias de corrupción fueron los realizados ante las autoridades de seguridad pública con un 50.6%, seguido de las gestiones que tienen que ver con la propiedad –ya ven cómo están los asuntos de las casitas blancas en el Gobierno federal– con un 28 por ciento.

Y aunque el PAN se presenta como el partido de la honestidad y de la legalidad a prueba de fuego, sus administraciones federales con Vicentillo Fox y Felipín Calderón no hicieron mella en reducir la corrupción, pues de acuerdo con Transparencia Mexicana, el país se encuentra estancado en esa lucha al permanecer en el lugar 103 en una lista de 175 naciones, desde hace 10 años.
 
EVANGELIO

Queridas hermanas y hermanos, los especialistas aseguran que la corrupción es un obstáculo pa’l desarrollo del país, ya que erosiona a las instituciones de Gobierno, vicia a la función pública y arrastra también al sector privado, que le entra al juego a cambio de contratos de obra y prestación de servicios, de lo contrario les cierran la llave del presupuesto, y la economía del país no está como pa’ irse por la libre.

El problema lo percibe la sociedad, por eso los cambios de colores en los gobiernos y si una administración no quiere entregar el poder a los enemigos partidistas, más le conviene hacer las cosas de manera adecuada, ya que la corrupción termina por encarecer los servicios y las obras, y Juan Pueblo está cansado de que se le carguen todas las pulgas.

Hay quienes proponen establecer mecanismos de combate a la corrupción, campañas que promuevan la denuncia y, sobre todo, castigar a los malos funcionarios que se dan vuelo haciendo negocios en lo oscurito y pidiendo “moches” a cambio de gestorías, pues la impunidad alienta al pecado.

La corrupción, dicen los enterados, favorece y enriquece a muy pocos, pero aumenta la desigualdad y la pobreza con un deterioro en los servicios públicos.

El lema de la campaña de la ONU este año es “Rompe la cadena de la corrupción”. La respuesta se encuentra en la promoción de los valores, los derechos y obligaciones ciudadanas, que permee en los sectores público, privado y social.
 
BENDICIÓN

Es momento de poner fin a este problema. Se calcula que la corrupción cuesta más de 100 mil millones de dólares anuales al país y una encuesta de Ernst & Young indica que las empresas destinan el 5% de sus ingresos a sobornos que registran como “pérdida por operación contable”, con el propósito de agilizar trámites.

Pior tantito, México está catalogado como el país más corrupto de los 34 que integran la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos y tiene la calificación más baja dentro del Índice de Percepción de la Corrupción 2014, de Transparencia Internacional. Se nos cuestiona falta de transparencia y rendición de cuentas, manejo presupuestal poco claro y debilidad en los controles institucionales, no muy lejos de Somalia, Corea del Norte, Irak, Afganistán, Eritrea y Libia.

Pos quién sabe que nos sabrán en la ONU que se atreven a señalar que la corrupción se da prácticamente en todos los sectores y ni los deportes escapan de las garras de esa bestia pecaminosa.

En 2004, Kofi Annan, Premio Nobel de la Paz, advirtió que “la corrupción es una plaga insidiosa que tiene un amplio rango de efectos corrosivos en las sociedades. Socava la democracia y el mandato de la ley, lleva a violaciones de los derechos humanos, distorsiona los mercados, erosiona la calidad de vida y permite florecer el crimen organizado, el terrorismo y otras amenazas para la seguridad humana”. Una década después, México no ha podido salir de esa definición.

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