domingo, 13 de noviembre de 2011

¿Quién lo causó?

¿Quién lo causó?
El reconocido gurú de la productividad y desarrollo personal, Stephen Covey, autor de los “7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva” presenta el principio 90/10. Afirma que sólo el 10% de la vida está relacionado con lo que te sucede, mientras que el 90% de la vida está relacionado por lo forma en cómo reaccionas. Independientemente del grado de control que tengamos sobre los sucesos de la vida, ya sea un auto averiado, un vuelo que se retrasa, un automovilista que obstaculiza el tráfico, o cualquier otro evento, hay ciertas cosas que al presentarse se salen de las manos, y se convierten simplemente en hechos. Pero ahí es donde entra en juego el 90% restante. La reacción ante los hechos. No podrás controlar el semáforo en rojo, dice Covey, pero puedes controlar tu reacción. Covey presenta un ejemplo:

Estás desayunando con tu familia. Tu hija tira una taza de café y chispea tu camisa de trabajo. Tú no tienes control sobre lo que acaba de pasar. Lo siguiente que suceda será determinado por tu reacción. Tú maldices. Regañas severamente a tu hija porque te tiró la taza encima. Ella rompe a llorar. Después de regañarla, te volteas a tu esposa y la criticas por colocar la taza demasiado cerca de la orilla de la mesa. Y sigue una batalla verbal. Tú vociferando subes arriba a cambiarte la camisa. Cuando bajas, encuentras a tu hija demasiado ocupada llorando terminándose el desayuno para estar lista para la escuela. Ella pierde el autobús. Tu esposa debe irse inmediatamente para el trabajo. Tú te apresuras al carro y llevas a tu hija a la escuela. Debido a que tú ya estas atrasado, manejas 40 millas por hora en una velocidad máxima de 30 millas por hora. Después de 15 minutos de retraso y de obtener una multa de tráfico por 60 dólares, llegas a la escuela. Tu hija corre a la escuela sin decirte adiós. Después de llegar a la oficina 20 minutos tarde, te das cuenta que se te olvidó el maletín. Tu día empezó terrible. Y parece que se pondrá cada vez peor. Ansías llegar a tu casa. Cuando lo haces, encuentras un pequeño distanciamiento en tu relación con tu esposa y tu hija. ¿Por qué? Por la forma en la que reaccionaste en la mañana. ¿Por qué tuviste un mal día?

a) ¿el café lo causó? b) ¿tu hija lo causó? c) ¿el policía lo causó? d) ¿tú lo causaste? La respuesta es la “d”. Tu control se escapó del café derramado y se trasladó al plano de tu reacción. La forma en cómo reaccionaste en esos cinco segundos fue lo que causó tu mal día. En cambio, ¿qué pudo haber sucedido?, elabora Covey: El café te chispea. Tú hija está a punto de llorar. Tú gentilmente le dices, “está bien cariño, sólo necesitas tener más cuidado la próxima vez”. Después de agarrar una camisa nueva y tu maletín, regresas abajo y miras a través de la ventana y ves a tu hija tomando el autobús. Ella voltea y te dice adiós con la mano. ¿Notas la diferencia? Dos escenarios diferentes. Ambos empezaron igual. Ambos terminaron diferente.
Steven Covey. Afirma que no tenemos realmente el control sobre el 10% de lo que sucede. El otro 90% se determina por tu reacción.

Aquí están algunas formas de aplicar el principio 90/10. Si alguien te dice algo negativo acerca de ti, no lo tomes muy apecho. Deja que el ataque caiga como el agua sobre el aceite. No dejes que los comentarios negativos te afecten. Reacciona apropiadamente y no arruinará tu día. Una reacción equivocada podría resultar en la pérdida de un amigo, ser despedido, estrés, etcétera.

¿Cómo reaccionar si alguien te interrumpe en el tráfico? ¿Pierdes tu carácter?, ¿golpeas el volante? (a un amigo mío se le desprendió el volante), dice Covey, ¿maldices? ¿Te sube la presión?, ¿por qué dejar que los carros te arruinen el viaje? Recuerda el principio 90/10 y no te preocupes de eso.

Tú has dicho que perdiste el empleo. ¿Por qué perder el sueño y ponerte enojado? No funcionará. Usa la energía de preocupación y el tiempo para encontrar otro trabajo.

El avión está atrasado. Va a arruinar la programación de tu día. ¿Por qué manifestar frustración con el encargado de la aerolínea? Él no tiene control de lo que está pasando. Usa tu tiempo para estudiar, conocer a otros pasajeros, ¿por qué estresarse? Eso hará que las cosas se pongan peor.

Ahora ya conoces el principio 90/10. Aplícalo y quedarás maravillado con los resultados. No perderás nada si lo intentas. El principio 90/10 es increíble. Muy pocos lo conocen y aplican este principio.

¿El resultado? Millones de personas están sufriendo de un estrés que no vale la pena, sufrimientos, problemas y dolores de cabeza. Un ejercicio complementario para lidiar con el estrés que implica tener un diálogo mental inadecuado, ayuda a convertir la “paranoia” en “paranoia inversa”, es muy recomendable:

Por los siguientes 60 minutos imagina que toda persona con la que interactúas tiene una intención positiva hacia ti. Piensa que, durante la siguiente hora, la actitud de cada persona que te rodea es inusualmente buena. Vas a sentir que te están enviando “buena vibra”, y que se acercan a ti con una buena intención, para hacer, decir u ofrecerte algo bueno.

Piensa y siente que toda persona, ya sea en el teléfono, por correo electrónico o que simplemente entra en tus pensamientos, tiene algo bueno para ti. Independiente de la “historia” que tengas con cada persona, harás el esfuerzo consciente de proyectar situaciones positivas. Pensarás por sólo 60 minutos que las personas a tu alrededor son buenas y tienen algo bueno para ti.

Observa lo que sucede. Cuando termines, amplía el ejercicio a dos horas. Si aún puedes mantener esta práctica, amplíalo aún más a seis horas y luego a todo un día. Los resultados te sorprenderán.

El principio 90/10 recuerda que tú, yo, somos cada uno causantes de nuestra propia experiencia... “yo soy responsable de mis resultados, no hay a quien culpar”.

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