5 Grandes lecciones de
filosofía
Desde que comencé a
leer filosofía, mucho antes de iniciar unos estudios oficiales, han sido unas
pocas las lecciones
o ideas las que más han influido sobre mi vida. Como si de un museo se tratara, uno
va pasando por las distintas salas, de autores, de épocas, de distintas
corrientes, y una vez que disfruta el contexto de cada una de las salas, elige
solamente unas pocas obras para decorar su casa.
Así es como vivo yo la
filosofía,
de lo que leemos y aprendemos siempre hay algo que deja una especial huella en mostros,
ya sea por su uso práctico o por su relación con nuestra experiencia personal,
aunque tengamos muchos conocimientos o recordemos opiniones, incluso
contrariadas, de un gran número de pensadores, siempre hay ideas que hacemos
más nuestras, creando una combinación única,
tal como lo es nuestra percepción de la realidad.
Uno es libre de
dejarse influenciar, de aprender, de leer, o incluso de no hacerlo, pero es
innegable lo mucho que podemos aprender de otros para mejorar diversos aspectos
de nuestra vida.
Estos son las 5 ideas
o lecciones que más suelo tener en cuenta, y que tanto a mí como a otro
cualquiera, pueden ser de gran utilidad. Al igual que una obra es buena en sí
misma, y no por su autor, voy a obviar las fuentes, corrientes, y autores de
estas lecciones, aunque fácilmente se pueden reconocer, o buscar en Google
sobre su procedencia e interpretaciones.
Allá van:
Allá van:
Nosotros
creamos nuestro mundo
Creemos que las cosas nos son dadas de una manera, pero la última palabra la tenemos nosotros, las cosas son como nosotros nos sentimos, cambiar la percepción de algo o la forma de afrontar un problema depende de uno mismo. Vivimos una realidad única por individuo, y nosotros somos los que la interpretamos. Es increíble cuando entendemos esto, hasta situaciones de tristeza o enfado pueden dar la vuelta comprendiendo que la fuente del sentimiento está dentro, y no fuera, y es más moldeable y controlable conforme más lo entendemos.
Creemos que las cosas nos son dadas de una manera, pero la última palabra la tenemos nosotros, las cosas son como nosotros nos sentimos, cambiar la percepción de algo o la forma de afrontar un problema depende de uno mismo. Vivimos una realidad única por individuo, y nosotros somos los que la interpretamos. Es increíble cuando entendemos esto, hasta situaciones de tristeza o enfado pueden dar la vuelta comprendiendo que la fuente del sentimiento está dentro, y no fuera, y es más moldeable y controlable conforme más lo entendemos.
Conócete
a ti mismo
Qué menos para tener una vida auténtica que quitarnos todas las máscaras y mirarnos al espejo. Tener la consciencia de nuestra existencia y el conocimiento necesario sobre nosotros mismos es un paso esencial para tener un pensamiento crítico, claro y coherente, e incluso no dejarnos llevar por terceros en nuestras elecciones, pues conocernos también es darnos más importancia.
Qué menos para tener una vida auténtica que quitarnos todas las máscaras y mirarnos al espejo. Tener la consciencia de nuestra existencia y el conocimiento necesario sobre nosotros mismos es un paso esencial para tener un pensamiento crítico, claro y coherente, e incluso no dejarnos llevar por terceros en nuestras elecciones, pues conocernos también es darnos más importancia.
Trata
al prójimo como a ti mismo
Núcleo de muchas religiones (no tanto de religiosos) y de muchos pensadores éticos, parece una solución razonable y sencilla para hacer que el mundo funcione mejor, pero ¿realmente somos capaces de ello?
Núcleo de muchas religiones (no tanto de religiosos) y de muchos pensadores éticos, parece una solución razonable y sencilla para hacer que el mundo funcione mejor, pero ¿realmente somos capaces de ello?
Hay
vida antes de la muerte
Especular con la ambigüedad de la post-muerte es un cúmulo de problemas y miedos infinito, que nos condicionan de por vida por un tema cultural. Sabemos qué es la vida, sabemos qué es la muerte, y no necesitamos más. Sigo pensando que muchos prefieren empeñar el paraíso que tenemos, por uno del que no tienen pruebas empíricas. Una vez dicho esto, toca decir un Carpe Diem.
Especular con la ambigüedad de la post-muerte es un cúmulo de problemas y miedos infinito, que nos condicionan de por vida por un tema cultural. Sabemos qué es la vida, sabemos qué es la muerte, y no necesitamos más. Sigo pensando que muchos prefieren empeñar el paraíso que tenemos, por uno del que no tienen pruebas empíricas. Una vez dicho esto, toca decir un Carpe Diem.
El
apego como fuente de sufrimiento
Entrar en el conocimiento de este concepto es tan rompedor como gratificante. Cuando comprendemos el apego como fuente de sufrimiento, empezamos a entender que todos los problemas nacen cuando tenemos la ilusión de algo falso como real, no podemos pensar en que las cosas que amamos son eternas, cuando lo cierto es que lo único que perdura es el cambio, además esto implica no confundir el amor o la estima con la posesión, tanto de otros como de nosotros mismos, algo que nos hace cambiar nuestra percepción del mundo hacia algo más auténtico y liviano.
Entrar en el conocimiento de este concepto es tan rompedor como gratificante. Cuando comprendemos el apego como fuente de sufrimiento, empezamos a entender que todos los problemas nacen cuando tenemos la ilusión de algo falso como real, no podemos pensar en que las cosas que amamos son eternas, cuando lo cierto es que lo único que perdura es el cambio, además esto implica no confundir el amor o la estima con la posesión, tanto de otros como de nosotros mismos, algo que nos hace cambiar nuestra percepción del mundo hacia algo más auténtico y liviano.
¿Cuáles son las tuyas?
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