La percepción selectiva es un
concepto muy a tener en cuenta en el mundo publicitario ya que es una de las
pocas defensas
que tiene el espectador ante los innumerables impactos publicitarios que recibe
al cabo del día.
Básicamente se trata
del rechazo o aceptación
de un mensaje en función de su predisposición a aceptarlo, es
decir, elegimos la publicidad que queremos ver en función de las creencias,
valores, deseos, o hábitos que transmite.
Si nuestros sentidos captan algo que coincide con nuestra memoria a largo plazo, tiene más posibilidades de ser procesado por nuestra memoria operativa, también llamada memoria de trabajo.
Si nuestros sentidos captan algo que coincide con nuestra memoria a largo plazo, tiene más posibilidades de ser procesado por nuestra memoria operativa, también llamada memoria de trabajo.
Es
decir, escuchamos, vemos o/y pensamos lo que nos interesa.
Como he nombrado
antes, esto es una herramienta de defensa, ya que si tuviéramos que prestar
atención y reflexionar sobre todos aquellos mensajes que nos llegan podríamos
ir directos al manicomio o a tirarnos
de un puente.
Hay otra aplicación
que los usuarios de Internet realizan con su percepción selectiva, y es que
muchas veces los portales amortizan la información que ofrecen con publicidad,
pero los usuarios buscamos la información, no la publicidad, por lo que
automáticamente reconocemos esos espacios que no nos interesan y serpenteamos entre ellos esquivándolos,
haciendo caso solamente de lo que nos interesa.
¿Quién
no ha sentido que hace exactamente lo mismo en su vida?
Que la forma en que interpretamos
el mundo es algo único y personal no es nada nuevo, pero deberíamos revisar la
forma en que sobre la
información que nos llega del mundo realizamos una percepción selectiva, la
forma en la que automáticamente esquivamos
lo que no nos interesa y vamos a quedarnos solamente con la información que
apoya nuestros proyectos, intereses y fantasías.
A veces relaciono este
pensamiento directamente con la gente que se muestra solidaria con su
sociedad y es consciente de los problemas globales, con aquellas personas que
no ven más allá de su burbuja idílica de seguridad e ignorancia. De alguna
manera hay personas que no
evitan un tipo de información que transmite problemas lejanos y complejos, y
otras personas que sí
lo hacen.
No puedo evitar ver la
percepción selectiva en parte como una forma de autoengaño en la que solo escogemos
entender lo que apoya nuestros dogmas y costumbres, pero tampoco podría
entender un estado en el que tuviera que aceptar todos los problemas que recibo
día a día, procesarlos y por tanto hacerlos míos en parte.
Realmente el mundo es
un sitio lleno de ignorancia, donde sigue habiendo pobreza extrema, enfermedad
y guerras activas con muertes a diario, incluso en nuestra propia ciudad o
provincia podemos encontrar casos de la más estremecedora violencia, esta
información llega a nosotros a diario.
¿Es posible encontrar un punto de partida hacia la felicidad teniendo en cuenta esta situación? ¿Elegimos meditar esta información o la desechamos? ¿Hay un punto de equilibrio entre el realismo más extremo y nuestra propia utopía idílica donde podamos tener la conciencia tranquila? ¿Cómo sabemos si estamos realizando una percepción selectiva en exceso o en carencia en nuestra vida, y qué problemas puede darnos?
¿Es posible encontrar un punto de partida hacia la felicidad teniendo en cuenta esta situación? ¿Elegimos meditar esta información o la desechamos? ¿Hay un punto de equilibrio entre el realismo más extremo y nuestra propia utopía idílica donde podamos tener la conciencia tranquila? ¿Cómo sabemos si estamos realizando una percepción selectiva en exceso o en carencia en nuestra vida, y qué problemas puede darnos?
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