La percepción ¿amiga o
enemiga?
Últimamente leo y
pienso mucho en la percepción,
que aunque no es un tema muy clásico de la filosofía, ha sido tratado numerosas
veces y tiene una influencia importante sobre cada uno de nosotros,
especialmente a la hora de pensar y a la hora de interpretar el mundo.
Vamos a ponernos en
situación, imaginemos que estamos escribiendo y se nos cae un bolígrafo, no
pasa ni un minuto y se nos vuelve a caer, y acto seguido se nos vuelve a caer,
y ya enfadados lo agarramos lo miramos y decimos ¡Maldito bolígrafo deja de caerte!
En un momento nos
vemos enfrentados a dos problemas, por un lado tenemos el enfado de la
situación, y por otro lado nos hemos ganado un enemigo mortal que es el bolígrafo,
y ahora es cuando pensamos ¿Cuál
es el problema aquí? ¿Cómo en ocasiones nos enfadamos con cosas
inertes? En parte es un problema de percepción, percibimos maldad donde no la hay.
Podríamos definir la
percepción algo así como “una actitud subjetiva a la hora de interpretar el
mundo”.
Con el bolígrafo hemos
percibido un enemigo, aunque realmente no lo había.
Cuando no controlamos
nuestra percepción se maneja a
su antojo, las situaciones se tornan difíciles o agradables
según nuestro estado de ánimo, pero cuando la controlamos podemos hacer que el
mundo nos dé justo lo que deseamos.
El tema de la percepción es mucho más largo y profundo, estos ejemplos del bolígrafo
y del hombre que respira fuerte, eran dos ejemplos personales como víctima de
algo que Séneca
definía como “la impresión
de que se burlan de nosotros”, tenemos el ejemplo de un elemento
inanimado y de un ser vivo, y en ambos casos los dotamos de un carácter mal
intencionado ante la duda, creando así un problema del que solo somos víctimas
nosotros mismos.
Más recientemente tenemos un estudio más intensivo del uso de la percepción
mediante técnicas de PNL,
programación nuero lingüística, que es el uso del lenguaje para cambiar la
percepción que tenemos sobre un problema, el filósofo y experto lingüista Noam Chomsky escribe sobre ello y hay diversas técnicas para afrontar los problemas…
Poner nuestro problema
en un marco más grande para verlo más pequeño:
¡A todo el mundo le pasa!
¡A todo el mundo le pasa!
O buscar el opuesto
positivo de un problema:
No tener miedo al fracaso, sino ganas de hacerlo bien.
No tener miedo al fracaso, sino ganas de hacerlo bien.
O el uso del “pero” y
el aunque para cambiar el peso en la información de una idea:
En la frase:
“he
encontrado una solución a mi problema, pero seguro que volverá a surgir de
nuevo”
Tenemos el peso en la
parte negativa, mientras que si decimos:
“he
encontrado la solución a mi problema, aunque vuelva a surgir de nuevo”
La idea principal se
queda en “he encontrado la
solución a mi problema”
En general los libros
que han pasado por mis manos hablando de este tema vienen a comunicar que ante una situación que desconocemos
nuestra percepción suele ser negativa para poder así defendernos de ella,
y tenemos una especial predisposición a pensar que tanto objetos como personas
quieren fastidiarnos.
¿Son los problemas
algo objetivo, o es nuestra percepción su creadora? ¿Todos los problemas tienen
un punto de vista positivo? ¿Por qué es tan difícil cambiar nuestra percepción
de algo negativo hacia algo positivo cuando tenemos la posibilidad de hacerlo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario