lunes, 14 de octubre de 2013

la percepción ¿amiga o enemiga?


La percepción ¿amiga o enemiga?

Últimamente leo y pienso mucho en la percepción, que aunque no es un tema muy clásico de la filosofía, ha sido tratado numerosas veces y tiene una influencia importante sobre cada uno de nosotros, especialmente a la hora de pensar y a la hora de interpretar el mundo.

Vamos a ponernos en situación, imaginemos que estamos escribiendo y se nos cae un bolígrafo, no pasa ni un minuto y se nos vuelve a caer, y acto seguido se nos vuelve a caer, y ya enfadados lo agarramos lo miramos y decimos ¡Maldito bolígrafo deja de caerte!

En un momento nos vemos enfrentados a dos problemas, por un lado tenemos el enfado de la situación, y por otro lado nos hemos ganado un enemigo mortal que es el bolígrafo, y ahora es cuando pensamos ¿Cuál es el problema aquí? ¿Cómo en ocasiones nos enfadamos con cosas inertes? En parte es un problema de percepción, percibimos maldad donde no la hay.

Podríamos definir la percepción algo así como “una actitud subjetiva a la hora de interpretar el mundo”.

Con el bolígrafo hemos percibido un enemigo, aunque realmente no lo había.

Cuando no controlamos nuestra percepción se maneja a su antojo, las situaciones se tornan difíciles o agradables según nuestro estado de ánimo, pero cuando la controlamos podemos hacer que el mundo nos dé justo lo que deseamos.

El tema de la percepción es mucho más largo y profundo, estos ejemplos del bolígrafo y del hombre que respira fuerte, eran dos ejemplos personales como ví­ctima de algo que Séneca definía como “la impresión de que se burlan de nosotros”, tenemos el ejemplo de un elemento inanimado y de un ser vivo, y en ambos casos los dotamos de un carácter mal intencionado ante la duda, creando así un problema del que solo somos víctimas nosotros mismos.

Más recientemente tenemos un estudio más intensivo del uso de la percepción mediante técnicas de PNL, programación nuero lingüística, que es el uso del lenguaje para cambiar la percepción que tenemos sobre un problema, el filósofo y experto lingüista Noam Chomsky escribe sobre ello y hay diversas técnicas para afrontar los problemas…

Poner nuestro problema en un marco más grande para verlo más pequeño:
¡A todo el mundo le pasa!

O buscar el opuesto positivo de un problema:
No tener miedo al fracaso, sino ganas de hacerlo bien.

O el uso del “pero” y el aunque para cambiar el peso en la información de una idea:

En la frase:

“he encontrado una solución a mi problema, pero seguro que volverá a surgir de nuevo”

Tenemos el peso en la parte negativa, mientras que si decimos:

“he encontrado la solución a mi problema, aunque vuelva a surgir de nuevo”

La idea principal se queda en “he encontrado la solución a mi problema”

En general los libros que han pasado por mis manos hablando de este tema vienen a comunicar que ante una situación que desconocemos nuestra percepción suele ser negativa para poder así defendernos de ella, y tenemos una especial predisposición a pensar que tanto objetos como personas quieren fastidiarnos.

¿Son los problemas algo objetivo, o es nuestra percepción su creadora? ¿Todos los problemas tienen un punto de vista positivo? ¿Por qué es tan difícil cambiar nuestra percepción de algo negativo hacia algo positivo cuando tenemos la posibilidad de hacerlo?

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