martes, 19 de abril de 2011

GLOBALIZACIÓN

Globalización
Alejandra Trejo
alejandra.trejo@uadec.edu.mx
Investigadora del CISE.

Es ya muy difundida la idea de la globalización como generadora de nuevas tendencias y relaciones en distintas esferas y niveles de nuestras vidas. Se ha dicho que la globalización implica efectos en aspectos cotidianos de la vida de los individuos y grupos sociales a los que pertenecen, y en el medio en que se desenvuelven. Así, la globalización ha afectado tanto la cultura como la situación económica, no sólo de países sino de individuos. Los patrones de consumo, por ejemplo, están inmersos en procesos dinámicos de transición determinados por fuerzas de carácter transnacional que han arrojado una tendencia de preferencias cambiantes como respuesta a, o como resultado de la misma globalización. Tal dinámica ha sido en parte alimentada por cambios sociales sufridos por los consumidores finales –cambio en los ingresos, creciente urbanización, continua incorporación femenina al mercado de trabajo, etc.- así como por modificaciones en las formas de producción y distribución -publicidad, creación de distintas variedades y presentaciones, etc. Pero además el comercio internacional y la inversión extranjera directa (a través de transnacionales y supermercados globales como Wal-Mart) han sido vehículos fundamentales de implementación y cambio de patrones.

En México, por ejemplo, en las últimas décadas se ha dado una transición en la cual patrones alimentarios tradicionales han sido progresivamente reemplazados por una alimentación más “occidental”. Formas de compra similares a las existentes en Estados Unidos se adoptan crecientemente en nuestro país. Los estados del norte son ejemplo claro donde el consumo de alimentos procesados y/o preparados gana peso relativo. Se generaliza la implantación de una dieta caracterizada por su alto contenido de calorías, alimentos de origen animal, grasas y azúcares, con la hamburguesa, las papas fritas y la soda como menú “moderno” típico. Estas tendencias nos han llevado a la cabeza entre los países con mayores niveles de obesidad adulta e infantil. Se trata de un problema de salud pública que tiene además efectos económicos dada la disminución en la productividad de los trabajadores, el incremento en el ausentismo en el trabajo así como por el creciente gasto que implica a los sistemas de seguridad social atender problemas de salud relacionados con la obesidad.

Un tema relacionado, pero que en México ha tenido relativamente poco impacto, es el establecimiento de formas sustentables de producción y consumo. El sistema productivo se ve ante el problema de mejorar sus niveles de competitividad y mantener, al mismo tiempo, estándares sanitarios y de salud en sus productos y en formas de producción que sean ecológicamente deseables. Los consumidores por su parte, esencialmente aquellos con una mayor educación ecológica y nutricional, también se enfrentan al dilema de adquirir productos baratos o aquellos que, aunque un poco más caros, son producidos de forma sustentable y que además conservan características más deseables en términos sanitarios y nutricionales (productos orgánicos). Éste es un segmento poco explorado y potencialmente importante para los pequeños productores que enfrentan el poder de las grandes transnacionales así como una opción más para los consumidores informados.

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