martes, 19 de abril de 2011

POBRES O IGUALES

Sergio Sarmiento Pobres o iguales
“El problema del capitalismo es la desigual distribución de la riqueza, mientras que la virtud del socialismo es la igual distribución de la miseria”. Winston Churchill


BUENOS AIRES, ARGENTINA. Mucha atención han prestado los medios y los políticos al hecho de que el mundo se está haciendo más desigual. Los ricos, nos dicen, concentran un porcentaje creciente del ingreso del mundo; los pobres, en cambio, reciben una proporción cada vez menor.

Es bastante inferior la atención que se presta a la información que señala que el número de personas en pobreza extrema está disminuyendo. Este pasado 15 de abril, sin embargo, un informe conjunto del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional revela que el número de personas en pobreza extrema en el mundo está cayendo con rapidez.

En 2005, según este documento, 1,400 millones de personas vivían en pobreza extrema, situación que se define como la que afecta a aquellas personas que tienen un ingreso inferior a 1.25 dólares al día. Esto era el 25.2 por ciento de la población mundial en ese año. Para el 2015, a pesar del incremento de la población, se espera que sólo 883 millones de personas vivan en pobreza extrema. Esto será el 14.4 por ciento de las personas que habiten en el mundo.

¿Cómo es posible que al mismo tiempo aumente la desigualdad y baje la pobreza? ¿Alguien está mintiendo? La verdad es que no. La supuesta contradicción surge de una confusión muy común entre pobreza y desigualdad. Pero una y otra son muy distintas.

La pobreza está cayendo con rapidez en Asia y, en particular, en China y la India. Estos dos países han hecho reformas estructurales productivas importantes que les han permitido tener tasas de crecimiento elevadas durante periodos prolongados. En contraste, los países de África y algunos otros en el mundo, como México, que no han hecho esas reformas de fondo, han sufrido un incremento en su pobreza extrema.

El aumento en la desigualdad es tan claro como la reducción en la pobreza. La desigualdad está aumentando en los países desarrollados, donde los empleados públicos y los trabajadores especializados tienen cada vez mejores remuneraciones, mientras que las labores que no requieren de preparación las realizan inmigrantes que trabajan por salarios muy bajos o se trasladan a otros países del mundo con ingresos aún menores.

El mayor aumento de la desigualdad, sin embargo, no está ocurriendo en los países desarrollados, sino en naciones como China y la India, que están disminuyendo de manera radical la pobreza extrema. Estos dos países, y otros de Asia, eran antes uniformemente pobres. Con la apertura de sus mercados han generado una mayor riqueza que, por una parte, ha rescatado a millones de la pobreza, pero que por la otra ha permitido la creación de una nueva clase de millonarios que antes no existía. China y la India son menos pobres y a un mismo tiempo más desiguales.

Los políticos mexicanos nos han hecho creer que la manera de reducir la pobreza es combatir la desigualdad. La experiencia, empero, nos dice que estos objetivos son contradictorios. Cuba es un país con una gran igualdad; fuera de la élite política, los cubanos viven en una situación de pobreza que afecta a toda la sociedad. China y la India, en cambio, han generado millonarios que con sus inversiones han rescatados a cientos de millones de la pobreza pero al mismo tiempo han elevado la desigualdad.

Mientras la clase política mexicana no entienda que pobreza y desigualdad son cosas distintas, y que el verdadero enemigo es la pobreza, no veremos un cambio en las políticas que han hundido al 20 por ciento de los mexicanos en la pobreza extrema.

POPULISTAS
Los votantes peruanos tendrán que escoger entre “el sobrino de Chávez y la hija de Fujimori”, dijo en Buenos Aires, en la reunión regional en Latinoamérica de la Mont Pelerin Society, Jorge Quiroga, el ex presidente de Bolivia. Sin embargo, apuntó, sólo el 10 por ciento de la población de Latinoamérica vive bajo regímenes populistas.

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