La Historia nos convierte en seres conscientes
Un pueblo que conoce su Historia es consciente de su identidad, reconoce los errores del pasado e intenta no volver a cometerlos (no me toca aquí cuestionar esto) y, sobre todo, es un pueblo conocedor de sí mismo, de su entidad social y personal; de su cultura, del paso del tiempo y su relación con el espacio, así como de su evolución. Nos hace conscientes de que las sociedades cambian; sirve para entender mejor su presente y para comparar y empatizar con otras culturas.
Un pueblo que conoce su Historia es consciente de su identidad, reconoce los errores del pasado e intenta no volver a cometerlos (no me toca aquí cuestionar esto) y, sobre todo, es un pueblo conocedor de sí mismo, de su entidad social y personal; de su cultura, del paso del tiempo y su relación con el espacio, así como de su evolución. Nos hace conscientes de que las sociedades cambian; sirve para entender mejor su presente y para comparar y empatizar con otras culturas.
La Historia es una realidad viva, es una ciencia que evoluciona, que cambia, que se renueva, que se reinterpreta; que se teoriza a través de hipótesis y después se demuestra; no sólo son letras como entienden muchos, no son sólo datos y fechas para aprender de memoria.
Si comprendemos quiénes somos, comprenderemos mejor quiénes son los demás, pues todo depende de dónde hemos nacido, cómo nos hemos criado y de cómo vemos el mundo, no sólo como personas sino como parte de culturas distintas, ¿qué es eso de que la Historia no sirve para nada o que no es una ciencia?
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