miércoles, 10 de octubre de 2012

Las tinieblas de la soledad

Palabras de Poder

Jacinto Faya Viesca

Las tinieblas de la soledad

¡Soledad es mi nombre, y soy capaz de inundar de tristeza y melancolía a aquellos que sienten la ausencia de alguna persona o cosa! ¡Conozco mis poderes: Puedo enloquecer a personas, si los aíslo de toda comunicación!
Sí, siguió hablando la Soledad: Que los corazones humanos son capaces de soportar martirios físicos y muchos sufrimientos emocionales por muy variadas causas. Pero sé también, que muchos corazones se destruyen si los invado y llegan a sentirse profundamente solos.

¡No es cierto que mi Soledad guste a algunos! Los hombres tendrían que parecerse a Dios o ser hermanos de las bestias para poder soportarme. Me equivoco: Más bien, tendrían que parecerse a Dios, pues a las bestias les gusta mucho la compañía de sus semejantes. Y aun, hay bestias que pueden romper su soledad si las acompañan animales de especies distintas. El perro y el gato, enemigos ancestrales, prefieren vivir juntos, que cada uno por su lado.
Para mí misma –dijo la Soledad-, no cometo males contra nadie, aunque debo reconocer, que una vez que alguna persona me invitó a que invadiera su corazón, esa persona ya está dispuesta a cometer todo tipo de males. Por ello, no debe extrañarnos que monstruosos criminales hayan sido seres solitarios. Su soledad los enloquece y llegan a sentirse tan inferiores o superiores, que fácilmente sienten que ellos nada tienen que ver con la especie humana.

Como Soledad, soy la primera en aconsejar a los hombres: Siempre les digo que se cuiden mucho de vivir solos, pues cuando caigan en éste vacío, no serán compadecidos por nadie, y permanecerán derrumbados en el suelo sin que alguien les de la mano.

Sí, es cierto, -le dijeron unos solitarios-, pero tú conoces el refrán popular que dice: “Más vale solo que mal acompañado”. Pero ese refrán no es ningún pretexto –contestó la Soledad-, pues pueden rechazar toda mala compañía, y eso no impide que gocen de compañías buenas. ¡Déjense de excusas, y decídanse a romper el espinazo a su maldita soledad! Y fíjense bien quien se los dice: yo, la Soledad que soy capaz de crear en sus imaginaciones de solitarios, espantosos monstruos que los devorarán: La soledad les secaran el alma, y los harán presa de imaginaciones horrorosas, sin fin.

Entonces, ¿la Soledad significa que estemos solos? ¡No siempre, les contesto! Recuerden, que si su alma es bondadosa y capaz de amar, jamás conocerán la soledad; y cuando estén solos, lo será en un sentido muy distinto: sus ratos en que estén solos gozarán de una excelente compañía: La de ustedes mismos. En cambio, el que rechaza a los seres humanos porque ni ama ni goza de un alma bondadosa, podrá estar rodeado de multitudes, pero se sentirá irremediablemente solo, odiando al género humano.

Quizá no lo sientan, porque ya se acostumbraron a su crónica amargura –les dijo la Soledad a esos solitarios-, pero ustedes bien saben, que permanentemente su corazón siente el dolor de los alfilerazos de su vida solitaria; y sienten y saben, que sus capacidades mentales cada vez son menores, y lo que una vez fue miel de su espíritu, ahora es hiel de su corazón.
El hombre no nació para la soledad –les siguió diciendo-, y la mejor prueba de ello, es que gracias a los amigos, a la compañía de otros, ustedes, seres humanos, han podido sobrevivir como especie a lo largo de cientos de miles de años. Y además, han triunfado por completo: Ahí están las familias donde reina el amor; y qué decir de tanta alma generosa que se entrega al cuidado de otros.

¡Ya no hay que darle vueltas a éste asunto!, dijo la Soledad. Los solitarios están locos o van a la locura. Los solitarios se niegan a amar y a dar, y será imposible que maten su soledad si no buscan la compañía de otros. ¿Te sientes solo, triste y resentido?, pues bien, busca la compañía de otro, y al instante tu tristeza será disuelta. ¡Miren!, les dijo la Soledad, ustedes saben, que el estar solos les roe el corazón. ¿Por qué no, entonces, odiar su soledad, buscar la compañía de otros, de uno solo aunque sea? Empezando a buscar la compañía de otros, será el único camino para comenzar a amar. Y cuando el amor a otros se inicie, yo, como Soledad, me iré para siempre, y tus actos de amor y bondad ocuparan todo el espacio de tu corazón.

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