martes, 31 de mayo de 2011

¡Hable, hable!

¡Hable, hable!
Por: Norma V. Alvarado

Uno de los factores que inciden en el buen funcionamiento de una empresa, organización o familia, es sin duda la comunicación. Una de sus definiciones generales es: “El proceso mediante el cual se reciben y envían mensajes dentro de un contexto social”. Esta definición involucra en forma clara el “Feedback” o retroalimentación. Dar y recibir “Feedback”, en un entorno profesional, personal o familiar, es un elemento clave del proceso de comunicación, la interacción con tus compañeros de trabajo, tus amigos, tus padres, etc., es fundamental. Aunque la meta de éste sea reforzar en forma positiva conductas o patrones para resolver problemas, en ocasiones no siempre causa buena aceptación o de plano no existe.

En el caso particular de las organizaciones, el “Feedback” se puede dar hacia arriba con su superior, hacia abajo con quienes usted dirige y lateralmente con sus asociados. Usted puede recibir FB desde esas direcciones, es decir, en forma multidireccional, es una gran aportación al aprendizaje organizacional. Esto aplica en toda organización, llámese micro, pequeña o mediana empresa, con nuestros padres, con nuestros hijos o colegas. El estar consciente de este importante elemento de la comunicación reforzará en los integrantes del grupo: Una forma eficaz de trabajar, creará un ambiente positivo en la oficina o en la casa.

Peter Baskette, ejecutivo, comenta: “El desarrollo de los empleados depende del feedback; éste brinda las pautas para el crecimiento, la motivación y finalmente, la moral. Sin un feedback constructivo cara a cara, muchos empleados terminan sintiéndose ineficaces, frustrados o disgustados. Un FB honesto mejorará la forma de interactuar con nuestros semejantes, desempeñaremos mejor nuestro trabajo, tendremos más conciencia en el impacto de nuestras palabras y acciones en otros.

Consejo del Harvard Business Press: “Durante una sesión de feedback, haga que la persona se sienta cómoda. No se sienten en lados opuestos de un escritorio y ¡nunca conteste el teléfono!”. ¡Cuántas veces no le ha pasado que está hablando con alguno de sus hijos y suena su celular! Si lo contesta perderá lo que ya ha avanzado. Controle su lenguaje corporal, la comunicación no verbal también es importante a la hora de la retroalimentación, no bostece, no se truene los dedos. Proporcione la prueba explícita y las razones que lo llevaron a concluir a que existe un problema. Hable claramente sin rodeos, al grano.

En nuestra sociedad es muy común dejar las cosas a medias, sin conclusión y por ello pueden surgir situaciones o problemáticas que serán como una bola de nieve. Siempre una buena retroalimentación es mejor que un empleado decepcionado, un hijo desorientado o un amigo ofuscado.



¡Hable, hable!
P.D. No es comercial.

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