sábado, 25 de julio de 2015

EMILIO CARRANZA

Emilio Carranza –i parte-
Emilio Carranza Rodríguez nació en la villa de Ramos Arizpe, Coahuila, el 9 de diciembre de 1905, fue hijo de Sebastián Carranza y de María Rodríguez. 

Era sobrino-nieto de don Venustiano Carranza y sobrino del pionero de la aviación mexicana, general Alberto Salinas Carranza.
 

A principios de 1911, la familia Carranza abandonó el país y se mudaron a San Antonio, Texas. Al triunfo de la revolución, su familia regresó y se asentó en la Ciudad de México.
 

La academia nacional de aviación y las fábricas de partes para aviones, inspiraron a Emilio y a los 12 años acompañaba a diario a su tío, el general Alberto Salinas al aeropuerto de Balbuena. Donde aprendió de pilotos, mecánicos, técnicos y de aviones.
 

A la muerte del presidente Carranza, la familia de Emilio emigró otra vez a los Estados Unidos, a Eagle Pass, Texas, donde terminó sus estudios superiores. Al regresar a la Ciudad de México, aplicó y fue aceptado en la escuela de aviación militar el 2 de julio de 1923, graduándose con honores.
 

El 14 de enero de 1926, ya es teniente de la fuerza aérea mexicana. El 20 de junio de 1926, adquirió en Chicago, Illinois, un avión Lincoln standard con un motor de 180 caballos de fuerza.
 

Proyectó un viaje desde Chicago hasta la Ciudad de México, siguiendo la ruta de Moline, St. Joseph, Kansas City, Wichita, Oklahoma City, Fort Worth, San Antonio, Laredo, Monterrey, San Luis Potosí, y México.
 

Después de salir de Oklahoma City tuvo que hacer un aterrizaje forzoso por falta de combustible y al tratar de evadir pegarle a una mujer que se atravesó en su camino, se impactó contra unos arboles; él y su hermano se lastimaron seriamente.
 

Su hermano reparó el avión y llegaron a su destino. Fue asignado a la campaña yaqui en Sonora donde consiguió el grado de capitán.
 

Reconstruyó un avión de madera que la fuerza aérea había descartado, bautizándolo como “Coahuila” y anunció su vuelo sin etapas de la ciudad de México a ciudad Juárez.
 

El que inicio el 2 de septiembre de 1927 a las 5:50 horas, pasó sobre San Luis Potosí, Torreón, Escalón, Díaz, La Cruz, Chihuahua, Gallegos, Moctezuma, Villa Ahumada, Lucero y a las 16:48 horas, la nave “Coahuila” aterrizó en ciudad Juárez.
 

El recibimiento fue triunfal, coincidiendo con la visita que Charles Lindbergh y su nave, Spirit of St. Louis, hizo a El Paso, Texas, ciudad vecina, donde celebraron juntos, iniciando una gran amistad. Cuando Lindbergh visitó México el 14 de diciembre de 1927, Emilio fue su acompañante oficial.
 

El periódico Excélsior promulgó la idea de que México debería patrocinar un vuelo de buena voluntad hasta Washington, como respuesta al gesto de amistad de Lindbergh, que despertó el interés de los bancos y mucha gente envió sus contribuciones, incluyendo mexicanos que habían emigrado a Estados Unidos, Lindbergh envió un donativo de $2,500.00 dólares.
 
Para realizar el vuelo de la Ciudad de México hasta Washington, se construyó un avión en San Diego, California, réplica del Spirit of St. Louis, que fue bautizado con el nombre del patrocinador, el periódico “Excélsior” e invitaron el 14 de febrero de 1928 al piloto coahuilense, capitán Emilio Carranza, que estaba asignado en Guadalajara, invitación que aceptó. 

Dentro de los preparativos alargaron la pista de la ciudad de México para que el avión cargado pudiese elevarse.
 

Hay evidencia escrita por Emilio Carranza, de que hizo varios viajes a San Diego para revisar y probar el avión y en uno de esos vuelos tuvo que aterrizar de emergencia en el desierto de Arizona, que fue visto por un niño de cinco años de nombre Juan Tapia, que quedó muy impresionado por el valor de Emilio y quiso ser piloto, llegó a ser el oficial de descendencia mexicana mas condecorado por el ejército de los Estados Unidos, recibiendo siete medallas “Purple Heart” por valentía.
 

El 24 de mayo de 1928, a las 15:20 horas, despegó de San Diego con rumbo a la Ciudad de México sin etapas, como práctica para su vuelo a Washington, voló sobre Guaymas a las 23:35 horas, sobre Mazatlán a las 4:00 de la mañana del día siguiente, Guadalajara a las 9:00 horas y a las 12:06 aterrizó en la Ciudad de México.
 

En ese momento el capitán Emilio Carranza era un héroe nacional.
 

El 10 de junio de 1928, cenó con su hermano Sebastián, su madre y su esposa. Al día siguiente despegó tras levantar una nube de polvo cerca de las 7:00 de la mañana y todos los mexicanos estuvieron pendientes de su viaje sin escalas, el “México Excélsior” pasó sobre Tulancingo a las 9:05 horas, a las 11:00 de la mañana, sobre Tampico, sobre Port Isabel a las 13:10 horas, a las 19:10 sobre New Orleans, después tuvo problemas con la niebla y luego una fuerte lluvia con turbulencia. Pasó sobre Montgomery Alabama, a las 10:08 horas del día siguiente, sobre Atlanta a las 23:30 horas, el mal tiempo hizo cancelar los vuelos sobre su ruta.
 

A las 4 de la mañana se informó que Emilio Carranza había aterrizado de emergencia en Mooresville, North Carolina, a las 3:45 y estaba bien, a 300 millas de Washington. A las 13:50 horas despegó y aterrizó en Bolling Field en Washington, DC. a las 17:15 horas, ante una gran multitud, donde se congregaron representantes de la prensa mundial con bandas militares tocando música mexicana.
 

Dos regimientos de la caballería estadounidense presentaron un saludo al héroe de la aviación mexicana.
 

El presidente de Estados Unidos, Calvin Coolidge felicitó a Emilio Carranza, invitándolo a cenar a la Casa Blanca. México celebró junto con Washington con un gran orgullo nacional.
 

Los edificios de gobierno estaban abanderados y todos sus ocupantes de fiesta.
 

Pilotos mexicanos se elevaron y dejaron caer flores por toda la ciudad.
 
Después de las grandes recepciones que tuvo el capitán Emilio Carranza por su hazaña de volar sin escalas desde la ciudad de México hasta 300 millas antes de Washington, empezó a preparar su regreso. 

Pero antes voló el 17 de junio de 1928 de Washington a Detroit, para visitar a su amigo Charles Lindbergh, acompañándolo en su despegue un escuadrón de aviones militares en señal de despedida y al llegar a Mitchell Field, de Nueva York, lo esperaba otro escuadrón en señal de bienvenida.
 

Al frente del comité de recepción estaba Jimmy Walker, el alcalde de Nueva York, quien le presentó las llaves de la ciudad. Emilio gozó su estancia en Nueva York.
 

Fue invitado a pasar lista de los cadetes de West Point, un honor nunca antes concedido a un visitante con el rango de capitán. Para el viaje de regreso, programado para el 2 de julio, su hermano Sebastián revisó el avión.
 

Pero los reportes del servicio meteorológico de Estados Unidos señalaban sobre el peligro de volar con las malas condiciones que existían.
 

El avión solo esperaba listo en el hangar con los tanques llenos de combustible.
 

Después de cenar en su hotel, el Waldorf Astoria, recibió un telegrama y después de leerlo, ordenó por teléfono que tuvieran listo el avión. No avisó a su familia y partió del aeropuerto Roosevelt de Nueva York el 12 de julio de 1928, a las 7:18 de la tarde, el capitán Carranza ignoró una tremenda tormenta y despegó.
 

Los sorprendidos mecánicos observaron cómo desaparecía el “México Excélsior” dentro de la amenazante tormenta. Los encabezados de los periódicos decían “El capitán Emilio Carranza partió de Nueva York en ruta a México y entró directamente a una furiosa tormenta.”
 

Nada se supo hasta el día siguiente, a las 15:25 horas del 13 de julio. John Carr, un joven de Sandy Ridge, que con su madre y cuñada andaba recogiendo bayas y encontrando parte de un ala de avión llamó a las autoridades locales, que se movilizaron y confirmaron la muerte del héroe mexicano, que se estrelló en el bosque Pine Barrens de Nueva Jersey.
 

Cuando se recuperó su cuerpo se encontró un telegrama en su traje de piloto que decía: “Sal inmediatamente, sin escusa ni pretexto o la calidad de tu hombría quedará en duda.”
 
Y como disciplinado militar obedeció las órdenes de su superior, al costo de su propia vida.
 

El cuerpo fue recuperado por la Legión Americana de Mount Holly. Le sobrevivió su esposa María Luisa Corbalá y su hijo Emilio, que desafortunadamente murió de apendicitis a los seis años de edad.
 

Cada mes de julio, a las 13 horas del sábado más cercano al aniversario de su accidente, los miembros de la Legión Americana, en compañía de los cónsules mexicanos de Nueva York y Filadelfia, le rinden honores, en el monumento que se construyó en el lugar, donado por estudiantes mexicanos, que representa un águila azteca cayendo.
 

El héroe mexicano, capitán Aviador, Emilio Carranza, tenía al morir, solo 23 años.


No hay comentarios:

Publicar un comentario