viernes, 24 de julio de 2015

LA ANGOSTURA


El puerto de la angostura

La Angostura es el paso natural de la salida que comunica Saltillo con la ciudad de Zacatecas. En el año 1847 era la única salida hacia el sur del país. 

Sitio en donde lo abrupto del terreno forma una serie de lomas, que encajonadas entre dos brazos paralelos de las vertientes de la sierra, cortan perpendicularmente el camino que iba de San Luis Potosí a Saltillo.
 

El puerto de la Angostura formó, el día 22 de febrero de 1847, una fortificación natural para el ejército norteamericano, encabezado por el general Zacarías Taylor; ahí decidió esperar al Ejército Mexicano, que era conducido torpemente por el general Antonio López de Santa Anna.
 

El ejército invasor estaba formidablemente acampado y fortificado, aprovechándose de lomas que constituían reductos naturales ante fosos que improvisaban pantanos profundos, en el fondo de ásperos barrancos.
 

Habían emplazado los norteamericanos sus baterías con numerosos cañones ligeros, que con su fuego cruzado debían batir el camino y sus flancos, por donde deberían iniciar el asalto las fuerzas mexicanas.
 

Los mexicanos llegaron a la Angostura jadeantes y fatigados después de recorrer casi 80 kilómetros en un día, ante un ejército descansado y fuertemente defendido por el terreno.
 

El general Miñón acampaba en Los Cerritos, en la retaguardia del ejército norteamericano, esperando las órdenes del general Santa Anna para atacar al enemigo en este punto.
 

Miñón disponía de 1,200 jinetes fuertemente armados y descansados.
 

Desde el día 21 los invasores habían elegido como punto principal de su defensa la loma más alta de las que atraviesan perpendicularmente la carretera de Saltillo, construyendo durante la noche dos parapetos con sus fosos, además de haber cavado otras cortaduras sobre el camino.
 

El general Taylor colocó en formación de combate ocho compañías del regimiento de Illinois a la derecha.
 

En las crestas de la izquierda y al centro, se colocó al segundo regimiento de Kentucky y los voluntarios de Texas, la extrema izquierda fue protegida por los regimientos de Arkansas y Kentucky.
 

La reserva estaba formada por la brigada de Indiana, los rifleros de Mississipi y algunas baterías de artillería.
 

Con estas fuerzas se presentó un buen orden de batalla.
 

Santa Anna por su parte tendió su ejército sobre la derecha del camino, frente a la izquierda enemiga, que era la parte débil, el plan de general mexicano era apoderarse de un alto cerro en el extremo izquierdo enemigo y desde ahí batir sus posiciones para descender luego sobre la retaguardia de aquella ala. (Álvaro Canales)

La batalla de la Angostura
Continuando con la batalla de la Angostura, acaecida en 1847, ya emplazados los dos ejércitos contendientes, con gran superioridad de los norteamericanos sobre el ejército de Santa Anna.

Se tomó la posición a pesar de los refuerzos que le llegaron a los norteños y al morir la tarde, un clarín anunció el triunfo de las brigadas que se habían apoderado del cerro.
 

Hizo un frío espantoso durante las noches del 22 y del 23 de febrero. Ambos contendientes permanecieron en silencio sin luces y sin fogatas.
 

Esa noche el general Taylor viajó a Saltillo para organizar la defensa de la ciudad, ya que presentía la derrota al ver el decidido empuje de los mexicanos y al regresar llevó refuerzos para tratar de sostener sus líneas.
 

Santa Anna se ocupó en reforzar y extender su derecha, amagando la izquierda del invasor.
 

Disponía de 9 mil elementos de infantería, 3 mil de caballería, apoyados por 22 cañones de buen calibre, pero casi todos mal emplazados.
 

Los invasores tenían 7 mil elementos, pero superior en artillería, en calidad y en cantidad de piezas, con 26 cañones de diversos calibres y con la ventaja de tener soldados descansados y en excelente posición sobre lomas dominantes, ante terrenos escabrosos, triplicaba su número.

Antes de romper el alba del 23 de febrero, principió la batalla en el extremo derecho de la línea mexicana. Taylor envió reforzar esa línea con nuevas tropas de manera escalonada.
 

Mientras se disputaban esa posición, Santa Anna organizó un ataque por el centro, recibiendo un intenso fuego de artillería enemiga y no obstante los estragos que hicieron en los mexicanos, estos siguieron adelante, forzando el paso de las barrancas, arrollando a los destacamentos invasores.
 

El combate también se generalizó por el lado derecho, llegando a su apogeo al filo de las 8 de la mañana.
 

Los mexicanos empezaron a imponerse a los invasores, cuya resistencia empezó a desmoronarse con la carga a bayoneta de los mexicanos.
 

Esa carga puso en fuga a la infantería norteamericanos hasta la hacienda Buenavista, en donde se hizo una gran resistencia.
 

Los invasores sostuvieron su caballería, mientras que Santa Anna, no avisó al general Miñón para que su caballería diera el golpe final.
 

Las fuerzas mexicanas destrozaron al enemigo en todos sus frentes, estos últimos retrocedieron el día 23.
 

El 24 por la mañana, los mexicanos comprendieron que tendría que darse otra batalla para destruir al enemigo por completo, pero Santa Anna ordenó la retirada.
 

Hubo sorpresa, cólera y amargura entre el ejército mexicano, al conocer la orden de Santa Anna de retirarse, después de los horrores de la batalla y de su histórico triunfo del día anterior. Algo que nadie supo entender. (Álvaro Canales)

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