sábado, 25 de julio de 2015

ÓSCAR FLORES TAPIA

Óscar Flores Tapia –I parte-
Óscar Flores Tapia nació el 5 de febrero de 1913 en Saltillo, en una casa de la colonia Cerro del Pueblo, ubicada en una calle que fue bautizada con su nombre durante la administración municipal del panista Rosendo Villarreal en 1992, Flores Tapia fue huérfano de padre y su madre era invidente, ambos revolucionarios, tuvo una humilde infancia, en la que debió desempeñar múltiples oficios: Bolero, lava carros, agente de tránsito y aseador de tumbas. 

Su primer paso en la vida pública fue ponerse a las órdenes del exalcalde saltillense Delfín Cepeda, después fue secretario de exgobernador López Sánchez, luego director de la imprenta del Gobierno del Estado, viajó a la Ciudad de México, para trabajar al lado del Lic. Luis Echeverría Álvarez.
 

En 1949 y 1950, fue presidente estatal del PRI y luego dirigente nacional de la CNOP, posteriormente senador de la república por su estado natal y gobernador constitucional de Coahuila en 1975, iniciando su periodo el 1 de diciembre de ese año, cargo que abandonó cuatro meses antes de finalizar su periodo, el 11 de agosto de 1981, por diferencias políticas con el entonces presidente de la República, José López Portillo, en una época en donde imperaba el presidencialismo.
 

La cuadragésima octava legislatura aprobó su licencia y pasó a la vida privada. Murió al mediodía en el Hospital Muguerza, víctima de un paro cardiaco que le sobrevino por una insuficiencia respiratoria, el 11 de julio de 1998.
 

Tenía 85 años de edad. Le sobrevivieron su esposa Isabel Amalia Dávila de Flores Tapia y cuatro hijos.
 

Su sepelio fue espectacular, que contó con la presencia del expresidente de la república, Luis Echeverría, fue velado en la sala de gobernadores del Palacio de Gobierno, posteriormente lo trasladaron al recinto de Juárez, sede del Colegio de Investigaciones Históricas de Coahuila, del que fue miembro y fundador; estuvo en la catedral de Santiago y en la logia masónica del que era miembro y finalmente sepultado en la rotonda de los hombres ilustres.
 

Su obra es impresionante, su administración pasó a la historia por los beneficios para Saltillo y para Coahuila.
 

En Saltillo transformó lo que eran terrenos baldíos en instalaciones deportivas, abrió las puertas de Coahuila a la inversión extranjera, patrocinó la llegada de las tiendas de autoservicio que generaron fuentes de empleo y el despegue económico de Coahuila en el campo industrial, que a él se le debe; su apoyo al magisterio fue incondicional, en aquellos momentos difíciles de su renuncia, desdeñó los riesgos y afrontó las consecuencias, se negó a enjuagar sus lágrimas de quienes, mas débiles ante el infortunio, lloraban su partida del gobierno estatal, sobre su cabeza revoloteaban las negras aves del centralismo, de la ambición, de la envidia, de la pequeñez humana, del escándalo y de la infidencia, bajo los truenos de la tormenta nunca estuvo solo, el pueblo de Coahuila estuvo de su parte y también el juicio del tiempo.
 
Óscar Flores Tapia –II parte-
Continuando con la vida de Óscar Flores Tapia, siendo gobernador del estado, se le consideró el mejor presidente municipal que ha tenido Saltillo y sin serlo, sus nuevas edificaciones hicieron que a Saltillo se le conociera como la Atenas del Norte. 

Pasaron 17 años de su renuncia, el tiempo hizo madurar a los seres humanos, aliviando desgracias, otorgando valor a sus triunfos, es recuerdo y es olvido, en su discurrir del tiempo, Flores Tapia pudo disfrutar muy pronto el reconocimiento popular a su intensa labor como gobernador del estado.
 

Fue un político singular, ajeno a los cánones y las costumbres, heterodoxo por naturaleza, impredecible en las reacciones de su genio volcánico, impuso a su gobierno un ritmo dinámico que a veces parecía opuesto a la más elemental sensatez, no había mañana, todo era para hoy y para hoy, su rápida inteligencia de matices brillantes, parecía carecer de lógica, pero acertaba en los fines.
 

Óscar Flores Tapia fue el personaje más relevante de la vida coahuilense en la segunda mitad del siglo XX, poeta, novelista, historiador, ensayista literario, periodista y político de excepción, su obra intelectual llega a más de 25 volúmenes editados, pero su obra política y humana rebasa todo antecedente válido.
 

En julio de 2005, en ocasión del séptimo aniversario de su fallecimiento, se le rindió homenaje por sus acciones y obras, tanto en la política como en la literatura dejó una honda huella que al paso de los años se convirtió en ejemplo y leyenda.
 

Se develó una estatua con su figura, elaborada en bronce, en la explanada del teatro de la ciudad Fernando Soler, una de sus grandes obras; la estatua de Flores Tapia, con la mirada hacia el Cerro del Pueblo, su querido barrio.
 

También se inauguró el Centro de las Letras Óscar Flores Tapia, que cuenta con cientos de libros, escritos y ensayos que fueran de su propiedad.
 

En este recinto yace la biblioteca, un acervo bibliográfico de más de 7 mil volúmenes con temas generales, pero con especialidad en literatura, historia y ciencias políticas.
 

Dispone de un auditorio para 70 personas. Óscar Flores Tapia fue prepotente con los poderosos y “generoso y humilde con los pobres”.
 

Fue autodidacta, pero con una gran visión y una pasión: Coahuila, su Saltillo de sus sueños y sus amores.
 


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