sábado, 25 de julio de 2015

SALTILLO - Así llegamos al 438

SALTILLO - Así llegamos al 438
Hoy comienzan los festejos por un aniversario más de nuestra ciudad. Los eventos que se realizarán en los próximos días prometen traer un buen espectáculo a los habitantes de la capital, los discursos no se harán esperar y los negocios tienen la esperanza de obtener buenas ventas.

Dejando a un lado todo el júbilo y la alegría de las fiestas, de manera seria y objetiva nos hemos puesto a reflexionar en cómo hemos llegado a este aniversario y en qué se ha convertido nuestra ciudad. Por ello lanzamos la pregunta: ¿Es la ciudad en la que queríamos que se convirtiera?

Con los años, la mancha urbana se ha ido extendiendo cada vez más; las colonias que se encuentran en la periferia resultan desconocidas para la mayoría, por su lejanía; comúnmente escuchamos frases como “el sur de la ciudad, es otra ciudad”, “hay que salir con tiempo, está lejos”, y “no conozco por esos rumbos”.

Algunos piensan que deberíamos alegrarnos por tener una ciudad grande, que es sinónimo de modernidad y progreso; sin embargo, al hacer números, la mayoría de las personas que vive en Saltillo viene de fuera, y poco a poco nuestra cultura y hábitos han ido cambiando. Esto no es malo, la diversidad nos hace crecer, pero hay un error fatal en el crecimiento… Es demasiado para tan poco tiempo.

La Región Sureste de Coahuila se ha caracterizado por el gran impulso que ha dado al país en el ramo manufacturero y automotriz, somos motivo de orgullo, y claro, Saltillo es hogar de muchos de los trabajadores que día con día consolidan dicho progreso.

Las nuevas colonias tuvieron que surgir para dar abasto a la necesidad de vivienda, sin embargo, ahora el abasto de agua se ha vuelto tema que nos preocupa; nos dicen que está garantizada para los próximos tres o cuatro años, ¿y después?

Los empleos creados se encuentran sumamente lejos de los hogares de los trabajadores, algunos tardan hasta una hora o más en llegar a su destino. Las horas pico se han vuelto cada vez más largas y complicadas y cada vez vemos a menos personas caminar por las calles: se ha vuelto una ciudad de carros.

La visión de nuestra ciudad para quienes conocimos el Saltillo antes del boom industrial es como una película de ficción, pareciera que viajamos siglos en el tiempo y nos encontráramos en un lugar completamente diferente, ya no encontramos con frecuencia a nuestros conocidos y vivimos rodeados de nuevos hábitos. Es un mundo acelerado de nuevos negocios y productos por doquier.

Las prisas se han vuelto algo de todos los días: personas tratando de llegar a tiempo al trabajo y a dejar a sus hijos en la escuela, embotellamientos que hacen olvidar la cultura vial y uno que otro estacionado en doble fila. Nos atrevemos a decir que el estrés y la agresividad al volante parecen estar muy relacionados.

La competencia se ha vuelto voraz, las tiendas de autoservicio, clubes y supermercados con ofertas al por mayor, cuyo objetivo es convertirse en el preferido, inundan el mercado con productos cada vez más baratos para hacer quebrar a los demás (dumping). Ya han acabado con muchos negocios tradicionales; la competencia es buena, pero no a tal grado.

Hoy la mayoría de las personas vive estresada, los problemas de las grandes ciudades han llegado a nuestro Saltillo y nos queda preguntarnos: ¿Esto es bueno? ¿O estaríamos mejor siendo una ciudad pequeña? Quizá el problema fue que crecimos demasiado rápido y superamos la capacidad que tenía nuestra ciudad. En fin, un año más debe alegrarnos y motivarnos a mejorar, pese a las dificultades.


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