sábado, 1 de noviembre de 2014

¡Déjenme llorar!

¡Déjenme llorar!
¡Qué bien se siente expresar nuestros sentimientos! Dejarnos llevar por la ausencia de nuestros seres queridos.
Llorar como un río, dice Mana; llorar con carcajadas, dice Juan de Dios Peza, o sólo hablar con ellos como si físicamente aún estuvieran entre nosotros.

Estoy hablando de exteriorizar nuestros más íntimos sentimientos, no importa que día sea. ¡Pero que nadie te vea! Recuerda que estamos inmersos en una cultura en donde los hombres no lloran.
Desde pequeños nos enseñaron a no dejar aflorar nuestras emociones y sentimientos. De hecho en nuestra cultura nos educan para reprimir cualquier muestra de emoción. Solo las viejas o los mariquitas lloran y se quejan.

Cualquier demostración de sentimiento es señal de debilidad. ¡Tampoco vamos a andar por el mundo, lloriqueando! Enojándonos o haciendo manifestaciones explícitas de nuestras emociones, pues cuando domina la emoción la inteligencia huye.
Como seres humanos, nuestras emociones están ahí. No son un producto que se pueda quitar y poner a la hora que se necesite. Pero, sí es posible aprender a manejarlas.

Existen ejemplos de líderes mundiales que han guiado en forma extraordinaria las emociones de sus discípulos, como: Cristo, Buda, Mahoma, Ghandi, entre otros.

A esto se le llama inteligencia emocional. Parte del hecho de que para obtener éxito personal no basta con tener un alto coeficiente intelectual, depende de la capacidad para controlar reacciones ante circunstancias que generen diferentes emociones como: Tristeza, ansiedad, molestia, enojo, alegría, etc. Lo ideal es armonizar los sentimientos individuales con las del equipo. (Comunidad)
La mayoría de los problemas se generan debido a sentimientos y emociones negativas que obstaculizan nuestro razonamiento. Identificar esas emociones y saberlas canalizar es la clave.

Habrá situaciones que produzcan emociones positivas y otras negativas.
Por ejemplo: la construcción de una carretera o una escuela, genera confianza, entusiasmo, orgullo y motiva a una comunidad. Las balaceras y los rumores de boca en boca, en las redes sociales suscitan, estrés, frustración, inconformidad, enojo, etc.

Lo ideal es tomar conciencia de la importancia de las emociones, no dejar que éstas dominen el estado de ánimo de una familia, de una organización, de una comunidad o un país.

Por eso siempre nos dicen que cuando estemos enojados contemos hasta 10 ó hasta 1000, si lo crees conveniente.

Lo importante es identificar y hacer algo para cambiar de actitud, pues cuando la emoción domina… la inteligencia huye. Que no te dominen tus sentimientos, utiliza la inteligencia emocional.

Aunque de vez en cuando, en la soledad de tu recámara puedes decir: ¡Déjenme llorar! ¡Feliz domingo! ¡Abrazote de oso! 


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