sábado, 1 de noviembre de 2014

¡Ya te cargó el payaso, diría mi abuelita!

¡Ya te cargó el payaso, diría mi abuelita!
Conforme transcurren los años, el destino se encarga de colocarte caminos o encrucijadas en los cuales, deberás escoger o tomar alguna decisión.
Son esas determinaciones que dejarán huella permanente en ese trayecto llamado vida.
Por ejemplo: Con quién casarte, qué estudiar, cambiarte de ciudad, etcétera.  Son temas que de no hacer una elección correcta, terminarás siendo el más desdichado, más pobre o frustrado de tu casa, colonia o del mundo.

¡Imagínate que por seguir a tus amigos, escojas estudiar algo que no te gusta! ¡O casarte con el hombre o mujer equivocado! ¡Vivir en una ciudad que no te agrada! ¡Ya te cargó el payaso, diría mi abuelita!
La toma de decisiones es el proceso mediante el cual se realiza una elección entre las opciones o formas para resolver diferentes situaciones de la vida en contextos tales como: Laboral, familiar, sentimental o empresarial.
Para tomar una decisión es necesario conocer, comprender y analizar un problema, para posteriormente darle solución. En algunos casos, por ser tan simple y cotidiano este proceso se realiza de forma casi imperceptible y se soluciona muy rápidamente.

En otras ocasiones las consecuencias de una mala o buena elección pueden tener repercusiones catastróficas y si es en un contexto laboral; en el éxito o fracaso de la organización.
Para evitar errores es necesario realizar un proceso estructurado que puede dar más seguridad e información para resolver el problema.
Todo está perfecto, sólo que en la vida real la cosa es diferente.
Ni tienes una metodología y por supuesto no haces caso de lo que te dicen sobre el tema.

Les comento a mis alumnos, que otra cosa sería si “alguien” me hubiera dado los pro y los contra de diferentes carreras, es decir que hubiese tenido la forma de conocer, comprender y analizar una gama de disciplinas por las cuales decidir. ¡Probablemente la historia seria otra!

Hay determinaciones cruciales que marcan toda una vida.

No desperdicies la oportunidad de analizar: Cuál sería la mejor opción.
Para que mañana no te digan: ¡Ya te cargó el payaso, como diría mi abuelita! ¡Abrazote de oso!


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