miércoles, 4 de abril de 2012

Benito Juárez y el estado laico

Benito Juárez y el estado laico
Alma Carolina Viggiano
“La democracia es el destino de la humanidad; la libertad su brazo indestructible”. Benito Juárez

Este 21 de marzo los mexicanos conmemoramos el natalicio de una de las figuras más significativas de nuestra historia, Benito Pablo Juárez García, quien dedicó su vida a crear y transformar las instituciones públicas y a lograr el reconocimiento de las libertades y derechos ciudadanos.

Juárez sentó las bases para la consolidación de nuestra nación como república y a través de la expedición de las leyes de reforma incorporó principios democráticos que rigen al país hasta la fecha, tales como el principio de separación iglesia estado.

Seguramente esta semana Usted escuchará en los medios hablar acerca de la reforma al artículo 24 constitucional aprobada por el pleno de la Cámara de Diputados y que en comisiones del Senado de la República fue aprobada la semana pasada.

Hay quienes afirman que esta reforma atenta contra el principio de separación iglesia estado, que va en contra del estado laico y que ahora las religiones podrán intervenir en los asuntos del país o que se enseñará religión en las escuelas públicas, nada más lejos de la realidad.

Para entender esta reforma es importante separar dos temas, por una parte el estado laico y por otra la libertad de religión.

Un estado es laico cuando ningún organismo religioso puede intervenir en los asuntos públicos, sin que ello signifique que los ciudadanos no puedan profesar la religión que sea de su agrado. Es decir, el estado laico y la libertad de religión no están peleados.

La reforma al artículo 24 de la Constitución no atenta contra el estado laico, sino por el contrario, lo reafirma y amplía el reconocimiento de la libertad de religión, la cual incluye el derecho de participar individual o colectivamente, tanto en público como en privado, en las ceremonias, devociones o actos de alguna religión.

Hablar de profesar la religión de manera colectiva y pública no se refiere a que en espacios públicos como en las escuelas se vaya a enseñar de religión, sino que todo ciudadano tiene la libertad de profesar cualquier religión en todos los ámbitos de su vida. Por ejemplo, cuando una persona acude a una ceremonia en un templo, profesa públicamente su fe y la ejerce de manera colectiva y cuando esa misma persona hace una oración en la intimidad de su hogar, está ejerciendo su derecho en lo privado y de manera individual.

Esta reforma sólo abunda en los derechos que todos los mexicanos tenemos, pues incluso están contenidos en instrumentos internacionales como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos o la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

Cuántas veces no conocemos de alguien que profesa una religión diferente a la de la mayoría de su comunidad y por ese solo hecho es discriminada o incluso afectada en sus libertades, por ello la Constitución debe reconocer de manera amplia el derecho que todos tenemos a profesar o a no profesar alguna religión.
El estado mexicano no dejará de ser laico con esta reforma, ni las religiones tendrán más libertades que las que siempre han ejercido, la diferencia es que los derechos humanos de los ciudadanos serán garantizados por nuestra Constitución de manera más puntual y efectiva.

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