‘Bullying’
Por Víctor del Rosal Ahumada
“Mediación y Violencia” es un espacio de reflexión sobre el “bullying” o acoso escolar, cyberbullying o ciberacoso y la mediación en todas sus formas. Nos comparte una importante reflexión sobre un fenómeno que usualmente aqueja a los segmentos psicológicamente más vulnerables: niños y adolescentes, en ocasiones con consecuencias trágicas.
La conducta del bullying se define como: “violencia sostenida en el tiempo, física o mental, realizada por un niño en el ámbito escolar o por un grupo, y dirigida contra otro niño, también en edad escolar, que no es capaz de defenderse a sí mismo”. El trastorno producido por el bullying puede incluirse entre los cuadros de estrés postraumático, según los pediatras y psicopedagogos.
Estos últimos están empezando a notar el incremento de diversos cuadros clínicos, en cuyo trasfondo subyace el maltrato escolar y las amenazas de los compañeros. Los niños que han sido intimidados suelen presentar diversos síntomas como problemas de sueño, pérdida de autoestima, aislamiento social, depresión, dolores de cabeza o de estómago, pérdida del apetito, bulimia, anorexia. Se enferman muy seguido, su sistema inmunológico está débil porque su sistema emocional lo está también.
El intimidador también presenta problemas. Pueden tener un diagnóstico de conducta disocial y síntomas de depresión, síndrome de déficit de atención e hiperactividad. Los sujetos que han padecido conductas de bullying, suelen padecer de síntomas afectivos.
Siendo acosadores desde la infancia, lo son también de grandes; por eso siempre hago hincapié en el tema del acoso laboral y en la violencia doméstica, en los cuales también está la figura de un acosador, y en el último caso, ya dentro del núcleo familiar. Por esta correlación en los temas de acosadores, es tan importante trabajar con la víctima, y más aún, con el victimario, pensando qué tipo de sociedad queremos para nuestros hijos.
Hay padres que confunden una actitud acosadora, de parte de su hijo, con una conducta de liderazgo. Esto es un error, ya que un líder tiene el deseo de ser mejor persona, y que esa motivación es para influir positivamente en los demás. El acosador, de forma contraria, no influye positivamente y no tiene seguidores, sino que tiene cómplices. Lo siguen por miedo, por temor a pasar a ser víctimas.
Existe dentro del bullying, además de la agresión física, las acciones dirigidas a socavar la autoconfianza o seguridad; utilizando el aislamiento, las humillaciones, rumores maliciosos, motes. Los acosos pueden ser de diferentes tipos: físicos (empujones, golpes), verbales (insultos, burlas, reírse del acosado), no verbales (gestos hostiles, vejaciones, chantaje para pedirles dinero, gastarles el crédito del celular o directamente quedarse con su teléfono) o grupales (marginación, aislamiento del grupo, bromas crueles o difusión de rumores humillantes).
Los acosadores eligen a niños solitarios, de pocos amigos, o recién llegados a la escuela, que necesitan ser aceptados rápidamente y por lo que usualmente no se oponen a nada ni nadie.
Cuando el acosador no encuentra una víctima entre el resto de sus compañeros, por lo general, los eligen con desventajas físicas, o más pequeños o más livianos, o que no sepan pelear o sean torpes.
También está presente el cyberbullying, que es amenazar, acosar, humillar, avergonzar, a otra persona desde Internet o por medios interactivos, tecnologías digitales y teléfonos móviles.
El cyberbullying es el acoso de un menor de edad contra otro menor, fuera o dentro del ámbito escolar.
Hay otra práctica muy creciente entre los niños y adolescentes (por el mal uso del celular y las redes sociales) que se denomina sexting, que es el envío de imágenes sexualmente sugestivas, imágenes de desnudos parciales, o imágenes obscenas trucadas.
Estas imágenes hostigan, dañan. Nadie desea ver una foto de su intimidad, o trucada, o con algún defecto personal en las redes sociales. Los estragos emocionales que generan pueden ser algo que se mantenga para toda la vida, a esa edad.
Si bien las estadísticas indican que hay más niños víctimas de bullying que niñas, estas, son más vulnerables emocionalmente al acoso.
La autoestima es uno de los principales factores que protegen de las enfermedades mentales en la infancia.
Estos datos coinciden con estudios epidemiológicos, que muestran cómo, a medida que los niños y niñas entran en la adolescencia, la prevalencia de trastorno de las emociones se hace más clara en las niñas.
Como siempre trato de inculcar, en el acoso escolar, están implicados el agresor, el espectador (grupo que guarda silencio), las familias y la comunidad escolar. Todos tienen una responsabilidad alícuota. Ya que si faltaran algunos de estos actores, sería muy difícil que se diera el acoso.
Es sorprendente la conspiración de silencio que hay entre compañeros y en las instituciones escolares. Se perciben como más tolerantes con los agresores, que con el agredido. Se escuchan palabras tales como “es cosa de chicos”, y lo toman al acosador, como antes mencioné, como un líder. Entonces tratan de liberar al acosador, y abandonan al acosado a su suerte.
Las instituciones escolares tienen que ser responsables y velar por la integridad física y psíquica de los niños.
Es por ello que tienen que estar en tema de lo que es el bullying, tener capacitación constante, tener a docentes o personas entrenadas en bullying, entrenadas en mediación escolar como método de resolución de conflictos.
Tener todas estas herramientas permite desarrollar competencias dialógicas necesarias para la vida cotidiana, el pensamiento crítico, la autoestima, la comprensión de sí mismo y de los demás, la aceptación de la diversidad; habilidades para identificar, comprender y analizar las situaciones de conflicto, para saber cómo tratar la problemática y crear escuelas sanas para una educación emocional del niño saludable.
¿Qué debe hacer una escuela cuando tiene este problema? Debe pensar cómo es la comunicación en la institución, cómo se realiza la prevención del bullying, cómo se maneja el conflicto entre los alumnos, cómo se utilizan herramientas de mediación en el colegio, cómo se utiliza la mediación entre pares, si hay reflexión y pensamiento crítico... y la enseñanza en valores, palabra tan de moda hoy en día en la educación, que no quede vacía de contenido, como lo que está ocurriendo en la práctica.
No hay que olvidar que los acosadores de niños, son acosadores de grandes. Es una conducta que se establece en la personalidad y se continúa en el tiempo. Por eso es importante detectarla, tratarla y ver qué es lo que le genera o dispara a ese niño para llegar a realizar ese tipo de intimidación/violencia hacia el otro. Y por último, no confundamos líder con hostigador.
En esta era moderna hay que tener presentes los riesgos del cyberbulling, un acoso tecnológicamente más sofisticado y de más difícil detección para los padres. Sin embargo es importante ponerse a la altura del reto para evitar que un niño o adolescente sea víctima de este tipo de amenaza. El portal Tres en Social ha preparado una guía para enfrentarla. Busca en Internet la “Guía para la Prevención y el Manejo del Bullying en Facebook”.
Esta contesta preguntas tales como: ¿Desde qué edad puede mi hijo utilizar Facebook? ¿Cómo permitir que mi hijo utilice Facebook? ¿Qué reglas utilizar con mi hijo al usar Facebook? ¿Qué recomendaciones existen para que mi hijo utilice Facebook? ¿Qué hago si le están haciendo bullying a mi hijo en Facebook?
El bullying en cualquiera de sus formas es dañino, puede tener un efecto psicológico permanente y brutal, e incluso puede ser factor determinante para orillar al acosado al suicidio.
Como padres o figuras de autoridad en el ámbito familiar y escolar es imperativo detectar las conductas de intimidación a tiempo y poner un alto. Si no sabes cómo hacerlo, busca ayuda profesional, pero no permitas que bajo tu guardia, incluso por omisión, ocurran instancias de bullying.
“Mediación y Violencia” es un espacio de reflexión sobre el “bullying” o acoso escolar, cyberbullying o ciberacoso y la mediación en todas sus formas. Nos comparte una importante reflexión sobre un fenómeno que usualmente aqueja a los segmentos psicológicamente más vulnerables: niños y adolescentes, en ocasiones con consecuencias trágicas.
La conducta del bullying se define como: “violencia sostenida en el tiempo, física o mental, realizada por un niño en el ámbito escolar o por un grupo, y dirigida contra otro niño, también en edad escolar, que no es capaz de defenderse a sí mismo”. El trastorno producido por el bullying puede incluirse entre los cuadros de estrés postraumático, según los pediatras y psicopedagogos.
Estos últimos están empezando a notar el incremento de diversos cuadros clínicos, en cuyo trasfondo subyace el maltrato escolar y las amenazas de los compañeros. Los niños que han sido intimidados suelen presentar diversos síntomas como problemas de sueño, pérdida de autoestima, aislamiento social, depresión, dolores de cabeza o de estómago, pérdida del apetito, bulimia, anorexia. Se enferman muy seguido, su sistema inmunológico está débil porque su sistema emocional lo está también.
El intimidador también presenta problemas. Pueden tener un diagnóstico de conducta disocial y síntomas de depresión, síndrome de déficit de atención e hiperactividad. Los sujetos que han padecido conductas de bullying, suelen padecer de síntomas afectivos.
Siendo acosadores desde la infancia, lo son también de grandes; por eso siempre hago hincapié en el tema del acoso laboral y en la violencia doméstica, en los cuales también está la figura de un acosador, y en el último caso, ya dentro del núcleo familiar. Por esta correlación en los temas de acosadores, es tan importante trabajar con la víctima, y más aún, con el victimario, pensando qué tipo de sociedad queremos para nuestros hijos.
Hay padres que confunden una actitud acosadora, de parte de su hijo, con una conducta de liderazgo. Esto es un error, ya que un líder tiene el deseo de ser mejor persona, y que esa motivación es para influir positivamente en los demás. El acosador, de forma contraria, no influye positivamente y no tiene seguidores, sino que tiene cómplices. Lo siguen por miedo, por temor a pasar a ser víctimas.
Existe dentro del bullying, además de la agresión física, las acciones dirigidas a socavar la autoconfianza o seguridad; utilizando el aislamiento, las humillaciones, rumores maliciosos, motes. Los acosos pueden ser de diferentes tipos: físicos (empujones, golpes), verbales (insultos, burlas, reírse del acosado), no verbales (gestos hostiles, vejaciones, chantaje para pedirles dinero, gastarles el crédito del celular o directamente quedarse con su teléfono) o grupales (marginación, aislamiento del grupo, bromas crueles o difusión de rumores humillantes).
Los acosadores eligen a niños solitarios, de pocos amigos, o recién llegados a la escuela, que necesitan ser aceptados rápidamente y por lo que usualmente no se oponen a nada ni nadie.
Cuando el acosador no encuentra una víctima entre el resto de sus compañeros, por lo general, los eligen con desventajas físicas, o más pequeños o más livianos, o que no sepan pelear o sean torpes.
También está presente el cyberbullying, que es amenazar, acosar, humillar, avergonzar, a otra persona desde Internet o por medios interactivos, tecnologías digitales y teléfonos móviles.
El cyberbullying es el acoso de un menor de edad contra otro menor, fuera o dentro del ámbito escolar.
Hay otra práctica muy creciente entre los niños y adolescentes (por el mal uso del celular y las redes sociales) que se denomina sexting, que es el envío de imágenes sexualmente sugestivas, imágenes de desnudos parciales, o imágenes obscenas trucadas.
Estas imágenes hostigan, dañan. Nadie desea ver una foto de su intimidad, o trucada, o con algún defecto personal en las redes sociales. Los estragos emocionales que generan pueden ser algo que se mantenga para toda la vida, a esa edad.
Si bien las estadísticas indican que hay más niños víctimas de bullying que niñas, estas, son más vulnerables emocionalmente al acoso.
La autoestima es uno de los principales factores que protegen de las enfermedades mentales en la infancia.
Estos datos coinciden con estudios epidemiológicos, que muestran cómo, a medida que los niños y niñas entran en la adolescencia, la prevalencia de trastorno de las emociones se hace más clara en las niñas.
Como siempre trato de inculcar, en el acoso escolar, están implicados el agresor, el espectador (grupo que guarda silencio), las familias y la comunidad escolar. Todos tienen una responsabilidad alícuota. Ya que si faltaran algunos de estos actores, sería muy difícil que se diera el acoso.
Es sorprendente la conspiración de silencio que hay entre compañeros y en las instituciones escolares. Se perciben como más tolerantes con los agresores, que con el agredido. Se escuchan palabras tales como “es cosa de chicos”, y lo toman al acosador, como antes mencioné, como un líder. Entonces tratan de liberar al acosador, y abandonan al acosado a su suerte.
Las instituciones escolares tienen que ser responsables y velar por la integridad física y psíquica de los niños.
Es por ello que tienen que estar en tema de lo que es el bullying, tener capacitación constante, tener a docentes o personas entrenadas en bullying, entrenadas en mediación escolar como método de resolución de conflictos.
Tener todas estas herramientas permite desarrollar competencias dialógicas necesarias para la vida cotidiana, el pensamiento crítico, la autoestima, la comprensión de sí mismo y de los demás, la aceptación de la diversidad; habilidades para identificar, comprender y analizar las situaciones de conflicto, para saber cómo tratar la problemática y crear escuelas sanas para una educación emocional del niño saludable.
¿Qué debe hacer una escuela cuando tiene este problema? Debe pensar cómo es la comunicación en la institución, cómo se realiza la prevención del bullying, cómo se maneja el conflicto entre los alumnos, cómo se utilizan herramientas de mediación en el colegio, cómo se utiliza la mediación entre pares, si hay reflexión y pensamiento crítico... y la enseñanza en valores, palabra tan de moda hoy en día en la educación, que no quede vacía de contenido, como lo que está ocurriendo en la práctica.
No hay que olvidar que los acosadores de niños, son acosadores de grandes. Es una conducta que se establece en la personalidad y se continúa en el tiempo. Por eso es importante detectarla, tratarla y ver qué es lo que le genera o dispara a ese niño para llegar a realizar ese tipo de intimidación/violencia hacia el otro. Y por último, no confundamos líder con hostigador.
En esta era moderna hay que tener presentes los riesgos del cyberbulling, un acoso tecnológicamente más sofisticado y de más difícil detección para los padres. Sin embargo es importante ponerse a la altura del reto para evitar que un niño o adolescente sea víctima de este tipo de amenaza. El portal Tres en Social ha preparado una guía para enfrentarla. Busca en Internet la “Guía para la Prevención y el Manejo del Bullying en Facebook”.
Esta contesta preguntas tales como: ¿Desde qué edad puede mi hijo utilizar Facebook? ¿Cómo permitir que mi hijo utilice Facebook? ¿Qué reglas utilizar con mi hijo al usar Facebook? ¿Qué recomendaciones existen para que mi hijo utilice Facebook? ¿Qué hago si le están haciendo bullying a mi hijo en Facebook?
El bullying en cualquiera de sus formas es dañino, puede tener un efecto psicológico permanente y brutal, e incluso puede ser factor determinante para orillar al acosado al suicidio.
Como padres o figuras de autoridad en el ámbito familiar y escolar es imperativo detectar las conductas de intimidación a tiempo y poner un alto. Si no sabes cómo hacerlo, busca ayuda profesional, pero no permitas que bajo tu guardia, incluso por omisión, ocurran instancias de bullying.
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