¡Cuéntame algo de Dante Alighieri!, le dijo el Aprendiz al Sabio. Con mucho gusto. Dante nació en el año de 1265 y murió en el año de 1321. Su obra cumbre la tituló “La Comedia”, y después al paso del tiempo, sus admiradores la titularon con su nombre actual: ““La Divina Comedia””. Esta obra –continuó hablando el Sabio- está considerada como una de las obras más perfectas de la literatura universal. En “La Divina Comedia”, Beatriz es un personaje central. En la vida real, cuando Beatriz tenía trece años de edad, Dante la vio por vez primera y desde entonces quedó profundamente enamorado de ella para siempre. Beatriz Portinari, que era su nombre completo, fue su guía y la inspiradora de todos sus pensamientos. Beatriz le despertó a Dante un amor apasionado, y cuando ésta bella joven murió, se transformó en una veneración mística para Dante.

“La Divina Comedia” –seguía hablando el Sabio– es una obra de tan elevada inteligencia y de tal riqueza de palabras y conceptos, que muchos piensan que la lengua italiana encuentra su completa creación, gracias a “La Divina Comedia”. ¡Estamos amigo –le dijo el Sabio-, ante una de las obras de la literatura más perfectas que jamás hayan existido!

¡Con todas las virtudes que señalas de ésta obra casi “divina”, dame algunas de sus reflexiones!, le dijo el Aprendiz. Con gusto, amigo: te he escogido varias. Empecemos con la primera. Dante en su camino al infierno, guiado por el poeta de la Roma Antigua, Virgilio, y con la protección de Beatriz, de pronto a nuestro poeta se le apareció una pantera ágil (Símbolo de la lujuria), y luego se le hizo presente un león, que le pareció que se dirigía contra él, “con la cabeza alta, y con un hambre tan rabiosa, que hasta el aire parecía temerle”.

El león que se le apareció –le dijo el Sabio a su amigo-, representaba el Símbolo del orgullo y de la ambición, vicios enemigos del alma. ¡Sigue adelante, por favor, le dijo el Aprendiz a su amigo! Dante continuó con su narración de la siguiente manera:

“Siguió a éste (al león) una loba (quiero que sepas, amigo, que la loba era el Símbolo de la horrenda y enloquecida Avaricia) que en medio de su demacración parecía cargada de deseos; loba que ha obligado a vivir miserablemente a mucha gente. El fuego que despedía (la loba) causó tal turbación que perdí la esperanza de llegar a la cima. Y así como al que se deleita en atesorar, que llegado el tiempo en que sufre una pérdida, se entristece y la llora en todos sus pensamientos, así me sucedió con aquella fiera, que viniendo a mi encuentro, poco a poco me repelía hacia donde el Sol se calla”.

¡No debo hacerte ningún comentario del párrafo anterior, le dijo el Sabio a su amigo! Simplemente, léelo varias veces, y te darás cuenta de la forma perfecta en que Dante descubre los gravísimos males que causa una de las pasiones más mezquinas, bajas y monstruosas de algunos seres humanos: la avaricia. En el Canto ll de “La Divina Comedia”, Dante escribe unas líneas prodigiosas sobre ese mal que tanto nos asalta, y que es la indecisión, sobre la que Dante escribió lo siguiente, dijo el Sabio.

“Y como aquel que no quiere ya lo que quería, y asaltado de una nueva idea, cambia de parecer, de suerte que abandona todo lo que había comenzado, así me sucedía en aquella obscura cuesta; porque, a fuerza de pensar, abandoné la empresa que había empezado con tanto ardor”.

Dante, con su inmensa sabiduría –le dice el Sabio a su amigo-, nos advierte, que cuando hemos tomado una decisión y hemos comenzado a ejecutarla, casi siempre lo mejor es continuar con nuestro proyecto. No se trata de aferrarnos, sino de ser prudentes, y si nuestro proyecto es realizable, no tenemos por que abandonarlo por simple temor. Y es lo que nos sucede comúnmente en la vida de cada uno de nosotros: por el mínimo desánimo, abandonamos nuestras ideas, antes de que la realidad nos haya probado que no funcionan. Más adelante, Dante insiste sobre el mismo tema – siguió hablando el Sabio-, al decirnos: “…. tu alma está traspasada de espanto, el cual se apodera frecuentemente del hombre, y tanto que le retrae de una empresa honrosa, como una vana sombra hace a veces retroceder a una fiera, cuando se introduce en la obscuridad”.

Es asombroso el derroche de sabiduría y de perfección del lenguaje que emplea Dante. Éste tema, de abandonar la empresa que habíamos empezado con tanto ardor, constituye una de las causas de fracaso más frecuentes de toda persona. La manera como Dante nos dice que nuestra alma está “traspasada de espanto”, a tal grado que hace que desistamos de una empresa honrosa, es un tema vital en la vida de cada ser humano.

Lo enormemente interesante de lo escrito por Dante, es que estas perlas de sabiduría nos pueden penetrar hasta lo más profundo de nuestro espíritu, gracias al arte deslumbrante y a la enorme inteligencia con que Dante nos las ofrece.