martes, 14 de septiembre de 2010

El arte de la guerra

Por Mracos Durán
Político y militar chino, autor del “El Arte de la Guerra”; Sun Tzu vivió en el siglo 4 antes de la era cristiana y dedicó gran parte de su vida a las confrontaciones militares, llegando a ser considerado como un experto estratega y militar. “El Arte de la Guerra” es el primer tratado castrense del mundo y su influencia ha superado las fronteras militares llegando a la política, la diplomacia, la cultura y la economía.
Sun Tzu expresa que la guerra es un asunto de importancia vital para el Estado, es la provincia de la vida y de la muerte, el camino que lleva a la supervivencia o a la aniquilación. Sun Tzu ya registra en el año 350 AC, la existencia y las reglas básicas de la acción violenta y sistemática de los pequeños grupos como los del crimen organizado y cuya ventaja residía en la sorpresa y la estratagema. Aseguraba que era indispensable estudiar la guerra a fondo y expresa conceptos esenciales para poder salir victorioso. Como su principal argumento Sun Tzu aseguraba que todo “El Arte de la Guerra” está basado en el engaño y enumera los cinco principios más importantes: 1.- Lo supremo en el arte de la guerra consiste en someter al enemigo sin darle batalla 2.- Hay que comparar cuidadosamente el ejército opositor con el propio para saber dónde la fuerza es superabundante y dónde deficiente; 3.- Un ejército victorioso gana primero y entabla la batalla después; un ejército derrotado lucha primero e intenta obtener la victoria después; 4.- El arte de la estrategia es de importancia vital para el país. Es el terreno de la vida y la muerte, el camino a la seguridad o la ruina; 5.- No hay ningún país que se haya beneficiado por guerras prolongadas.
La semana pasada, cuatro años y ocho meses después de haber iniciado su guerra personal en contra del narcotráfico, elpresidente Felipe Calderón convocó a un cómodo grupo de personalidades y especialistas de distintas áreas, a los pomposamente llamados “Diálogos por la Seguridad”. Pasaron mil 335 días y 28 mil muertos para decidirse a escuchar a la sociedad. Este diálogo es tardío porque de inicio la guerra fue lanzada como un principio de autoritarismo, no escuchó a nadie, y convertido en un doctor diagnosticó y dijo cuál era el antibiótico para lo que él vio.
Encerrado en el campo militar Marte, Calderón hizo como que escuchó, confirmando además que no tenía idea del tamaño del problema ni cómo enfrentarlo al afirmar: “También pedimos que nos ayuden a entender las deficiencias o insuficiencias para que también las puedan corregir”. Lo más grave de este caso es que pareciera que estos diálogos están diseñados para ganar legitimidad ante el país y que a estas alturas del conflicto en caso de que se decidiera a hacer ajustes a su estrategia, esta debería privilegiar la atención social y la creación de empleos y no la acción policíaca. Pero el Presidente nos pone a todos en un dilema aterrador, pues si su estrategia sigue fracasando, es probable que intente adoptar un plan todavía más drástico poniendo en riesgo las garantías individuales de los mexicanos.
Para Sun Tzu, características como “sensatez, prudencia, sinceridad, humanidad, coraje y rigor del general” son condiciones que debe poseer el mando. México ha enfrentado a lo largo de su historia, conflictos que llegaron a poner en riesgo nuestra seguridad nacional. Ahí está el ejemplo del Lázaro Cárdenas durante la expropiación petrolera y las reformas sociales, y de Benito Juárez en la Guerra de los Tres Años y en la resistencia contra los franceses. Ambos gobernantes concedían un altísimo valor al arte de la política y actuaban con prudencia. Sabían pedir con decoro, proponían con habilidad y disponían con firmeza, de acuerdo a las exigencias de cada ocasión, actuaban con “sensatez, sinceridad, humanidad, coraje y rigor”. Está claro que Calderón, Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas de México no tiene los atributos que señala Sun Tzu.
En una de sus frases menos conocidas, el genio militar chino sentenciaba: “La ira puede convertirse en alegría, y la cólera puede convertirse en placer. Pero una nación jamás puede ser reconstruida, y una vida no puede volver a nacer”. Eso le está pasando a México.

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