martes, 14 de septiembre de 2010

Grito de Libertad

`Por: Marcos Durán
“¡Viva la religión católica! ¡Viva Fernando VII! ¡Viva la Patria y reine por siempre en este Continente Americano nuestra sagrada patrona, la Santísima Virgen de Guadalupe! ¡Muera el mal gobierno!”.
Eran las dos de la mañana del 16 de septiembre de 1810 y en el pueblo de Dolores en Guanajuato, Miguel Hidalgo y Costilla daba el “Grito de Dolores”, con que iniciaba el movimiento independentista, limitado entonces a evitar que la Nueva España, la “joya de la Corona” del imperio español en América, fuera dominada por los franceses quienes en 1808 por orden de Napoleón habían invadido España y los reyes Carlos IV y su hijo Fernando VII obligados a abdicar al trono y hechos presos. Con Napoleón controlando la península ibérica a través de su hermano José, surgía en las colonias españolas, el problema de saber quién era realmente el soberano. Ese fue el detonador del movimiento independentista: encontrar una forma de gobierno leal a la Corona.
El intento inicial de Hidalgo, Allende y Aldama fracasó y fueron ejecutados. Continuaron la lucha Morelos, López Rayón, Matamoros, Abasolo, Quintana Roo, Bravo, Guerrero, Victoria e Iturbide, pasando 11 años con 11 días hasta que el 27 de septiembre de 1821, con la firma de los tratados de Córdoba y el Plan de Iguala, España reconociera la separación de su colonia más importante, el verdadero acto fundacional de una nación soberana.
La celebración de los 200 años del inicio de la guerra de independencia de México, es el momento de hacer una reflexión sobre el significado de esta lucha y el porqué los ideales de soberanía, libertad, igualdad y unión todavía no han sido alcanzados. Hoy hemos olvidado, que para los hombres y mujeres que nos dieron patria, la Independencia era tan sólo un medio y no un fin, el paso necesario para lograr la razón de ser de todo el movimiento: ser libres.
Se afirmaba entonces, que lo que impedía el desarrollo de la Nueva España era el incesante saqueo y la opresión que el imperio hacía de nuestras riquezas y sus pobladores originales, lo que frenaba el progreso y la igualdad, razón que llevó a los insurgentes a la guerra, muriendo en una lucha por alcanzar el ideal de que en libertad, tendríamos justicia, igualdad y oportunidades para todos. Pero está claro que se equivocaron.
Y es que después de dos siglos, los mexicanos, que hemos pronunciado millones de veces la palabra “libertad”, no sabemos realmente lo que es, porque la hemos estado interpretando como permisividad y la pregunta seria ¿Somos de verdad libres? Los acontecimientos violentos de nuestros días y el estado que guarda la nación nos muestran que no. Nuestras ciudades se vuelven cada vez más peligrosas y no podemos transitar por las carreteras. Aun y a pesar de que Hidalgo abolió la esclavitud, seguimos siendo esclavos de las grandes corporaciones que nos han convertido en algo menos que consumidores; la pobreza encadena con sus grilletes a 56 millones de mexicanos y el Gobierno Federal sigue exprimiéndonos con sus impuestos, volviéndonos tan sólo en sus contribuyentes. No tenemos libertad porque la guerra de Calderón se ha vuelto larga, desmoralizadora, devastadora e irracional, y su causa de supuesta libertad se ha vuelto una burla porque el precio a pagar es la destrucción de quienes deberíamos de disfrutarla.
En ocasión del Bicentenario hagamos un ejercicio de renovación del sueño libertador de Hidalgo y de Morelos. Celebremos con un nuevo proyecto de nación que tome en cuenta nuestro pasado y que proponga con seriedad nuestro porvenir. Que mantenga nuestra identidad cultural y que promueva y respete nuestras diferencias políticas, sexuales y religiosas. El Bicentenario es la oportunidad para hacerlo, pero hagámoslo de forma razonada, excluyendo purgas y valorando todas las propuestas.
Sigamos soñando, gritando y luchando por nuestra libertad para que un día, más temprano que tarde, hagamos de México una nación fuerte, de hombres y mujeres libres, dispuestos a construir una sociedad mejor. Mientras tanto, Viva Hidalgo, Morelos, Allende, Josefa Ortiz de Domínguez, Aldama y los héroes que nos dieron patria, e independencia. Sólo nos faltó la libertad. ¡Viva México!

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